Busca con Google

Buscar en este blog

miércoles, 1 de octubre de 2008

14. LA PRUDENCIA

14. LA PRUDENCIA

Una de las cuatros virtudes cardinales, que consiste en discernir y distinguir lo que es bueno o malo, para seguir o huir de ello. Templanza, cautela, moderación, sensatez, buen juicio.
La prudencia es la virtud que nos impide comportarnos de manera ciega e irreflexiva en las múltiples situaciones que debemos sortear en la vida. Una persona prudente se caracteriza por su cautela al actuar, la cual es resultado del alto valor que le da a su propia vida, a la de los demás y en general a todas las cosas que vale la pena proteger.
Es así como nunca se atrevería a poner en riesgo su bienestar o el de sus seres queridos, lo mismo que su salud, su seguridad o su estabilidad.
Las personas prudentes se reconocen también porque saben cuándo hablar y cuándo callar, y cuándo actuar o abstenerse de actuar. Tal sentido de la moderación y el equilibrio es uno de los legados más valiosos que heredamos de los filósofos antiguos, para quienes la prudencia era la más auténtica expresión de la sabiduría natural de la vida.

PARA SER PRUDENTES...
• Evitemos tomar al pie de la letra todo lo que leemos o lo que oímos.
• Tratemos siempre de pensar antes de actuar.
• Seamos discretos. Tomemos como regla el no hablar más de la cuenta en ninguna circunstancia.

LA CAÍDA DEL ÍCARO

Dédalo fue uno de los más ingeniosos y solicitados constructores de la antigua Grecia. A su famoso taller de Atenas acudían los más variados personajes en busca de soluciones para los problemas relacionados con su oficio.
Dédalo encontraba la manera de que su trabajo fuera más productivo, más rápido y menos duro. Durante años no hubo quien lo igualara y su prestigio se extendió por todas las islas griegas.
Un día su hermana Policasta le pidió que admitiera a su hijo Talos como aprendiz en el taller. Dédalo accedió y tomó a Talos bajo su mando. El sobrino de Dédalo pronto se reveló como un inventor genial. Su inteligencia era muy superior a la de Ícaro, lo cual avergonzó mucho al viejo inventor e hizo que sintiera por Talos una gran aversión.
Las cosas empeoraron cuando Talos empezó a superar a su maestro y los atenienses se dieron cuenta de la genialidad de este muchacho de doce años que ya había inventado la sierra para los carpinteros, el torno para los alfareros y muchas cosas más. Enloquecido por la envidia, Dédalo mató a Talos.
Esto fue una gran tragedia para la ciudad de Atenas, Dédalo e Ícaro fueron expulsados de la ciudad y tuvieron que buscar refugio en la isla de Creta, donde el Rey Minos los acogió y puso a Dédalo a trabajar para él.
Su primer gran encargo fue un laberinto para encerrar al minotauro, un monstruo con cuerpo de hombre y cabeza de toro al que Minos le ofrendaba sacrificios. Dédalo construyó un complicadísimo laberinto del que no pudieron escapar ninguna de las víctimas de Minos, hasta que Teseo lo recorrió para salvar a su amada Ariadna y mató al monstruo. Enfurecido por el fracaso de Dédalo, Minos lo mandó a encarcelar junto con su hijo.
En su obsesión por escapar, Dédalo construyó dos pares de alas para él y para Ícaro, de manera que pudieran abandonar la isla por aire. Las alas estaban hechas de plumas sobre un armazón de cera.
El día planeado para la huída Dédalo le pidió a Ícaro que fuera muy prudente, que no volara ni demasiado cerca del sol ni demasiado cerca del mar.
Las alas funcionaron muy bien y padre e hijo lograron escapar de Creta. Pero cuando se encontraban en alta mar, Ícaro, olvidando las recomendaciones de su padre, quiso saber hasta dónde podría elevarse con sus alas y tomó tanta altura que el sol derritió la cera que sostenía las plumas y el imprudente muchacho se precipitó en el mar.
Desconsolado Dédalo comprendió que este era el precio que debía pagar por su soberbia y por sus crímenes.

Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. (Lucas 6:31)
Que Dios te bendiga.
ayudaysuperacion@gmail.com

No hay comentarios: