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lunes, 22 de septiembre de 2008

LOS VALORES ESPIRITUALES SIRVEN MÁSQUE LAS CUENTAS BANCARIAS

LOS VALORES ESPIRITUALES SIRVEN MÁSQUE LAS CUENTAS BANCARIAS

Alocución pronunciada por el obispo de Concordia, monseñor Héctor Sabatino Cardelli, en el tedéum celebrado en la catedral concordiense el 25 de mayo de 2001.
Hoy, otra vez, estamos aquí reunidos ante el Dios de todos, pero en especial, el que reconocieron aquellos padres que nos dieron la Patria, para darle gracias por todos estos años de historia. Años en los que vimos la pródiga y abundante mano del Creador que nos regaló un suelo privilegiado, y una riqueza de climas y de condiciones que nos favorecieron siempre; no registramos en nuestra historia ningún cataclismo que nos haya hecho dudar de su Providencia un instante.

También queremos agradecer al Dios Altísimo el habernos conformado como Pueblo libre, unido y animado de espíritu de Paz y Solidaridad, que cada uno de nosotros sentimos en nuestro interior, como notas constitutivas de nuestro ser y valores de los que no quisiéramos desprendernos a costa de no sentirnos nosotros mismos.

Este ser constitutivo como seres humanos hermanados en un pueblo, debe hoy más que nunca, expresarse en su modo de obrar.
Por eso, hoy, otra vez estamos aquí para pedir a Dios la capacidad y la generosidad de corazón para corresponder con nuestro obrar a tanto don interior otorgado para que podamos constituir una patria justa, solidaria, participativa, donde nadie se sienta excluido y donde todos tengamos un lugar protagónico para poder desarrollarnos como personas en el ejercicio de nuestros derechos y deberes que nos permiten vivir en la verdad y la justicia.

A mi entender, queridos concordienses, hoy estamos llamados a crecer desde adentro, a revalorizar aquello que nos ennoblece y engrandece en nuestra casi infinita capacidad de dar, más que en la búsqueda del poseer egoísta que nos mata.

Hoy, los valores espirituales de cada ciudadano sirven más que las cuentas bancarias. Hoy queremos solucionar con dinero nuestros problemas, pero vemos con decepción que hasta el mismo dinero ganado dignamente se hace inalcanzable por la gran corrosión de los valores interiores de las personas.

Esta falta de crecimiento espiritual es la que provoca la injusticia y la desigualdad que excluye y margina de toda posibilidad a la mayoría.

Por eso estamos aquí, Señor, en tu presencia. Queremos pedirte con humildad y con mucha confianza que nos ayudes a mirarnos por dentro, a hacer cada uno de nosotros un serio examen de conciencia para descubrir nuestros errores, que nos des la valentía de no achicarnos ante el desafío del cambio de vida que ordenará mi conducta y que repercutirá en la relación con los demás.
Si hoy cada uno de nosotros nos disponemos a cambiar nuestras actitudes erradas y nos decidimos, desde el lugar y función que ocupamos, a hacer el bien, a buscar el bien de los demás, a establecer el bien como motivo de fondo de nuestro obrar, volverá a brillar el sol en este nublado país, y la claridad de los principios orientará nuestros pasos por el sendero de grandeza para el que fuimos creados.

Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. (Lucas 6:31)
Que Dios te bendiga.
ayudaysuperacion@gmail.com

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