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jueves, 2 de octubre de 2008

PULCRITUD O CUIDADO PERSONAL

PULCRITUD O CUIDADO PERSONAL

El valor de la pulcritud es la práctica habitual de la limpieza, la higiene y el orden en nuestras personas, nuestros espacios y nuestras cosas.
Todos los días, dejamos ver a los demás parte de nuestra personalidad y costumbres a través de nuestro arreglo personal, el esmero para trabajar, el cuidado al utilizar las cosas y en general, por la limpieza que procuramos mantener en nuestra vivienda y lugar de trabajo.
En algunos momentos de nuestra vida nos preocupamos por dejar una buena impresión en las personas: elegimos con cuidado nuestro atuendo, peinamos nuestro cabello al detalle, acomodamos el interior de nuestro portafolios... y esto lo hacemos cuando vamos a solicitar un empleo, asistir a una reunión de negocios, o cualquier otro acontecimiento que consideramos importante para nuestra vida.
Desafortunadamente muchas veces esa primera impresión positiva dura poco tiempo, pasan los días y comienza a notarse cierto descuido en nuestra forma de vestir, en nuestros cajones, nuestras pertenencias... ¿Por qué sucede esto? Sencillamente porque no estamos acostumbrados a vivir con orden y someternos –al menos personalmente- a una disciplina que nos obligue a cambiar nuestros hábitos.
Efectivamente, orden, disciplina, perseverancia y congruencia, son valores que se complementan con el ejercicio de la pulcritud, porque dejamos de presentar una personalidad ficticia y de apariencias, para convertirlo en un modo de vida que demuestra educación, cultura y buenos modales.
Posiblemente lo primero que pasa por nuestra mente acerca de este valor es el arreglo personal: ropa limpia y sin arrugas, el afeitarse, la selección del maquillaje y zapatos bien lustrados, en una palabra: perfectamente aseados. Y todos son elementos tan obvios que parece redundante hablar de ellos. Lo cierto es que a nadie le gusta presentarse sucio y descuidado en público.
También las extravagancias en nuestra presentación personal denotan poca seriedad y carácter; aquí no es cuestión de edad sino de madurez para darse cuenta que el buen vestir es una costumbre de siempre.
Bueno sería que sólo tuviéramos que preocuparnos de nuestro atuendo, pero por nuestras actividades utilizamos cosas y ocupamos determinados lugares, ¿cómo lucen? Dicen que para conocer como es una persona basta con revisar sus cajones... y es muy cierto.
La pulcritud debe procurarse en la oficina, el orden de las cosas, sacudir el polvo del escritorio y los objetos, periódicamente hacer una limpia de nuestro cajones, evitar comer en nuestra área de trabajo, acomodar libros y archivero; es cierto, son muchas cosas, pero cada pedazo de papel fuera de su lugar habla de nuestros hábitos. Ese mismo cuidado se refleja en los documentos que elaboramos y entregamos, el contenido puede ser extraordinario, pero una pequeña mancha o una pésima distribución restan mérito a nuestro trabajo..
Comúnmente pensamos que todo pasa desapercibido y con una "arregladita" podemos cubrir nuestro desorden habitual, pero no es así. Existe diferencia entre una casa cuyo aseo es cotidiano y otra donde se hace cada vez que hay visita, tal vez el polvo en los marcos de los cuadros o debajo de los adornos... pero no hace falta penetrar en la intimidad de cualquier hogar para darse cuenta. Lo cierto, es que se nota.
En esta misma línea puede encontrarse nuestro automóvil, como es de uso personal y normalmente nadie nos acompaña –además de nuestra familia-, muchas veces es un verdadero basurero, no sólo por lo que hay tirado, sino por el olor. ¡Qué pena llevar a otra persona! Por eso es importante formarnos buenos hábitos, para no estar ofreciendo disculpas y sufrir penas innecesarias.
Todo lo que pasa por nuestras manos denota el cuidado que tenemos en su uso, agenda, apuntes, bolsillos y hasta las uñas. ¿Parece exageración vivir este valor? De ninguna manera, en las relaciones humanas nuestra personalidad tiene un sello distintivo, lo deseable es que sea positivo, sinónimo de limpieza, buena presencia y cuidado de las cosas.
Para vivir con mayor atención el valor de la pulcritud puedes considerar como importante:
· De tu aspecto personal: para los varones el afeitarse debidamente o recortarse barba y bigote diariamente; para las damas, la selección y cantidad de maquillaje; para todos, el corte de cabello, peinarse debidamente y evitar el exceso en el uso del fijador, las uñas recortadas y limpias, así como la higiene bucal.
· Si tu piel o ropa se mancha con algún líquido (tinta, grasa, pintura, polvo), procura lavarte inmediatamente y eliminar todo residuo, pues no siempre se piensa que es consecuencia de una actividad en concreto. Si es necesario, cámbiate de ropa.
· Cuida que tus prendas no tengan arrugas al salir de casa, evita los pequeñas manchas de comida, polvo, pelusa, falta de botones y el lustre para el calzado. Revisa los bolsillos de tu ropa antes de su lavado, este pequeño detalle te evitará disgustos y prendas desechadas a destiempo.
· Procura comer en el lugar adecuado, (nunca en la oficina, habitación de dormir o el auto).
Limpia periódicamente tus efectos personales y equipo que utilices en casa y lugar de trabajo; coloca todo su lugar y en correcta distribución. No olvides el uso de pequeños cestos bolsas para basura. Todo esto te ayudará, por consiguiente, a ser más ordenado.
· Asegúrate que tienes un lugar para cada cosa, y que cada cosa esté en su lugar, tanto en tu habitación como en tu oficina.
· Haz una lista de los detalles que tienes que mejorar, dedica especial atención a dos de ellos por semana hasta que consigas formarte el hábito. Con este ejercicio lograrás ser más observador y detectarás a tiempo otros puntos de mejora.
· Toda persona que se esmera en su presentación personal, el cuidado de sus cosas y lugares donde usualmente asiste así como las cosas que ordinariamente usa, crea un ambiente con la armonía que da el orden y la limpieza, provocando una respuesta positiva en quienes le rodean.

El vivir el valor de la pulcritud nos abre las puertas, nos permite ser más ordenados y brinda en quienes nos rodean una sensación de bienestar, pero sobre todo, de buen ejemplo.

Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. (Lucas 6:31)
Que Dios te bendiga.
ayudaysuperacion@gmail.com

LOS VALORES HUMANOS EN LA VIDA COTIDIANA

LOS VALORES HUMANOS EN LA VIDA COTIDIANA

Debe llegar una época en la historia de la especie humana en que un número tan grande de personas habrá despertado a los valores y soluciones espirituales más elevadas, que las antiguas actitudes y actividades se habrán vuelto para siempre imposibles a gran escala.
Ciertamente el objetivo del nuevo orden mundial es que cada nación, grande o pequeña (en las cuales las minorías tengan derechos iguales y proporcionales) deberá proseguir su propio desarrollo cultural y trabajar en su salvación. Cada una de ellas y todas juntas deberán comprender que son parte orgánica de un todo constituido y contribuir de forma desinteresada a este todo. Esta comprensión ya está presente en el corazón de innumerables personas del mundo; esto acarrea una gran responsabilidad. Si esto se desarrolla inteligentemente y se maneja sabiamente, llevará a relaciones humanas correctas, a la estabilidad económica, basada en el espíritu de reparto y a una nueva orientación de individuo a individuo, de nación a nación y de todos hacia la potencia suprema a la que damos el nombre de Dios.
Practicadas en términos nacionales, estas realizaciones eliminan el conflicto y la competición en los diversos aspectos de la sociedad. Si cada grupo lucha para él mismo y su propio interés, no puede haber "armonía social", tranquilidad, seguridad y unidad, ni libertad o bienestar.
El valor humano fundamental necesario hoy en día para una vida mejor en la sociedad en la que vivimos, es la utilización simple y práctica de la energía de buena voluntad. La Buena Voluntad es una actitud mental inclusiva y cooperativa, es "amor en acción", fusiona el corazón y la mente en una condición de sabiduría y de inteligencia creadora, estimula la justicia y la integridad de aquellos que tienen influencia y autoridad. Es realmente la piedra angular de la sociedad humana que responde a los valores de la nueva era.
Sostengamos por medio del pensamiento y la acción a aquellos que actúan con buena voluntad en nombre del "bien general para todos los pueblos".

VALORES EN LA OFICINA
Crear un ambiente de armonía, colaboración y de gran calidad humana, es el objetivo a alcanzar en todo centro de trabajo.

La práctica de los valores necesariamente mejora las relaciones laborales, forja amistades, incrementa el espíritu de servicio y alienta un ambiente de lealtad y solidaridad en la oficina y centro de trabajo.
No hace falta profundizar demasiado sobre las consecuencias de la falta de valores en una oficina, basta mencionar la falta de cooperación, los comentarios negativos y murmuraciones, el fastidio que provoca asistir un día más a trabajar, el nulo interés por hacer bien las cosas o el poco respeto que se vive entre todos.
Existen muchos lugares dónde las normas y políticas impulsan al personal a comportarse adecuadamente, pero en muchos otros no es así, en cualquier caso, crear un ambiente con calidad humana depende de la intención y las actitudes individuales.
Para vivir los valores en la oficina y por ende ser más productivos y crecer individualmente, podemos considerar como importante llevar a la práctica los siguientes valores:

• DOCILIDAD
Es necesario reconocer que existen personas con más experiencia o práctica en el trabajo, lo cual nos enriquece y contribuye a mejorar nuestro desempeño. Aprende a escuchar consejos y seguir indicaciones. Déjate ayudar. Cuando no estés de acuerdo en algo actúa con inteligencia, reflexiona sobre el punto y después expresa tus comentarios en el momento y a la persona adecuada. Esto te ayudará a ser más sencillo y participativo logrando un verdadero trabajo en equipo.

• ORDEN
Planea tu día anotando tus citas y los pendientes a resolver; ordena tu escritorio, documentos, archivero y equipo de trabajo, un lugar desordenado siempre provoca pereza. Si hace falta, haz un horario de actividades y síguelo al pie de la letra; no te preocupes si al principio no lo vives bien y sientes que el tiempo no te alcanza, es la falta de hábito.

• LABORIOSIDAD
El punto clave para ser más eficientes es comenzar a trabajar inmediatamente, sin perder el tiempo pensando cual es la tarea más fácil o agradable de realizar; tu sabes cuales son las más importantes y necesarias aunque no te gusten. Procura tener al alcance todo lo necesario para iniciar cada labor, evitando interrupciones que te obligan a permanecer poco tiempo en tu lugar. Ayuda mucho no perder el tiempo en el café o platicar sobre asuntos que no conciernen a la actividad laboral.• RESPONSABILIDAD
Este valor se vive mejor cuando somos puntuales en el horario de oficina y la asistencia oportuna a las citas y eventos propios de nuestra actividad; entregar nuestro trabajo a tiempo, corregido y perfectamente presentado.

• RESPETO
El respeto se entiende mejor cuando procuramos tratar a los demás de la manera en que deseamos ser atendidos, saludar a los demás, emplear un vocabulario adecuado, pedir las cosas amablemente, dejar el sanitario en perfectas condiciones después de usarlo y evitar inmiscuirse en la vida privada de los demás, es la forma más sencilla de vivir este valor en la oficina.
Es de suma importancia evitar un ambiente dónde se murmura y crítica a espaldas de los interesados, respecto a su trabajo o la vida personal, costumbres y modo de vestir. Si no se puede decir algo positivo, lo mejor es callar. ¿Puedes imaginar lo que dicen de tu persona?

• DECENCIA
Se debe evitar a toda costa la coquetería con los compañeros del sexo opuesto, sobre todo si existe un vinculo matrimonial. Las buenas relaciones nunca deben dar lugar a comentarios que hagan dudar de tu prestigio personal. Cuidar la forma de vestir y las posturas provocativas. La atención y el trato que debemos a los demás, jamás deben confundirse con caricias o familiarismos que no corresponden al lugar ni a la relación profesional que impera.

• SERVICIO
La convivencia se hace más agradable cuando existe la ayuda mutua: adelantarse a servir el café, colaborar en el trabajo de los demás, ofrecerse a buscar unos documentos, ceder un lugar a la hora de la reunión o limpiar un desperfecto en las áreas comunes, son pequeñas acciones que todos agradecemos.
Lo más difícil es pasar de la teoría a la práctica, del entusiasmo al esfuerzo continuo, pero sobre todo, reconocer que en todo lugar y en medio de nuestras actividades cotidianas, existe la oportunidad de vivir los valores de manera natural.
En verdad existen oficinas donde se respira armonía y tranquilidad, pero siempre se cuenta con el empeño individual por hacer del trabajo un lugar agradable. Las buenas costumbres y atenciones a todos nos agradan y basta que una persona viva los valores para comenzar a contagiar a los demás y dar ejemplo, esa es la clave de la buena convivencia y de las relaciones perdurables.

Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. (Lucas 6:31)
Que Dios te bendiga.
ayudaysuperacion@gmail.com

VALORES PARA PROFESORES

VALORES PARA PROFESORES

Los valores que ayudan a todo educador a superarse personal y profesionalmente, para convertir el aula en una verdadera escuela de valores.
Una de las actividades humanas con mayor trascendencia e impacto en la sociedad es, sin lugar a dudas, la labor docente. Por esto, es importante considerar que toda persona con las funciones de un profesor, tiene una responsabilidad que va más allá de transmitir únicamente conocimientos.
El maestro o instructor que ha logrado influir positivamente en las personas bajo su tutela -sin importar la edad de los alumnos o el área de desempeño-, seguramente debe el éxito de su trabajo, a la calidad humana que vive y hace vivir dentro y fuera del aula; desgraciadamente, el amplio bagaje cultural y de conocimientos muchas veces es insuficiente para realizar una labor educativa eficaz.
Objetivamente hablando, el profesor se encuentra en un escaparate donde su auditorio está atento al más mínimo detalle de su personalidad, por lo cual, tiene una inmejorable posición para lograr un cambio favorable en la vida de los demás.
Además de la elocuencia, el grado de especialización y el manejo de las herramientas didácticas, todo educador debe considerar como indispensable vivir los siguientes valores:

• LA SUPERACIÓN
Posiblemente una de las palabras que más se utilizan en un centro educativo, es precisamente el superarse, y cada vez que un profesor dedica parte de su tiempo para lograr este cometido, todo su esfuerzo se traduce en acciones concretas, por ejemplo, aprende e implementa nuevas técnicas de enseñanza o utiliza el propio ingenio para el mismo fin; comenta temas de actualidad relacionados con su materia; comparte experiencias personales; sugiere y ofrece puntos de vista respecto a las lecturas, películas, espectáculos; posee conocimientos de historia y cultura general; busca relacionarse con las nuevas tecnologías: internet, e-mail y el chat para orientar sobre sus riesgos y beneficios... podría decirse que en su clase siempre hay algo nuevo que comentar.
El aspecto humano es un factor que no debe descuidarse, al menos deben tenerse nociones básicas de la filosofía del hombre, ética, relaciones humanas, etapas físicas y psicológicas en el desarrollo de los seres humanos, caracterología, etc. como herramientas indispensables.
La superación comprende el esfuerzo personal por mejorar en hábitos y costumbres, en otras palabras: conocer y vivir los valores humanos.

• LA EMPATÍA
Aunque la vocación para enseñar supone un genuino interés por los demás, son acciones concretas las que permiten vivir mejor este valor:
Se demuestra empatía al prestar la misma atención a todos los alumnos, exista o no afinidad; dedicando un par de minutos a charlar individualmente con cada uno de los discípulos, para conocer mejor el motivo de su inquietud, desgano, indiferencia o bajo rendimiento; ofrecer la ayuda, medios o herramientas necesarias para mejorar su desempeño, calidad humana o integración al grupo.
Por otra parte, las muestras de empatía pueden ser tan simples como sonreír, felicitar por el esfuerzo continuo o un trabajo bien realizado; con palabras de aliento para quien tiene mayores dificultades; reforzando las actitudes positivas; poner al corriente a quien estuvo enfermo, implementando las estrategias y elementos necesarios para lograr un mejor aprendizaje.
Lo mismo sucede al corregir con serenidad y comprensión, y en la medida de lo posible, sin poner en evidencia delante de los demás; controlando la impaciencia, el enojo y hasta el mal humor provocado por circunstancias ajenas y personales.
La empatía exige un esfuerzo cotidiano por superar el propio estado de ánimo, la poca afinidad con determinadas personas, las preocupaciones, el cansancio y otros tantos inconvenientes que afectan a los seres humanos. Por tanto, este valor permite hacer un trabajo con mejor calidad profesional y humana al mismo tiempo.

• LA COHERENCIA
Todo profesor representa autoridad, disciplina, orden, dedicación y verdadero interés por las personas, y partiendo de esta base, el ser coherente supone trasladar a la vida personal las mismas actitudes que se exigen en el salón de clase.
Por ejemplo, es fácil pedir que los alumnos cumplan con sus trabajos a tiempo, completos, en orden y con pulcritud, pero esto exige revisar, corregir, hacer observaciones por escrito y entregar resultados con la misma puntualidad solicitada.
Lo mismo sucede con el vocabulario, las posturas, el arreglo personal, hábitos de higiene y la relación personal que se vive con los demás: amable, respetuosa, comprensiva... La actitud que toman los alumnos a la hora de clase, muchas veces es el reflejo de la personalidad del profesor; si se desea que maduren, sean responsables y educados, el ejemplo es fundamental.
De igual forma, ser coherentes comprende el cumplir con las normas establecidas por la institución: planeación, elaboración de material, seguimiento de un programa, cubrir objetivos según el calendario, participar en las actividades extraescolares, etc.
Recordemos que para exigir a los demás, es indispensable tener disciplina en la vida personal y profesional.

• LA SENCILLEZ
Posiblemente uno de los valores que mejor decora y ennoblece el trabajo de un educador es la sencillez, porque permite reconocer en su labor una oportunidad de servicio y no una posición de privilegio para tener autoridad o un estupendo escenario para hacer gala de conocimientos.
Las circunstancias ponen al profesor delante de personas que necesitan de su intervención, pero la soberbia y el egocentrismo dificultan la comunicación y el correcto aprovechamiento. Lo mejor es impartir la cátedra con la intención de aplicar toda la experiencia, conocimientos y recursos buscando un mejor aprendizaje.
Conviene aceptar que el conocimiento propio tiene un límite y se vive en constante actualización; es muy significativo y otorga mucho prestigio, reconocer que algún aspecto del tema se desconoce, pedir oportunidad para investigar y tratar el asunto en una sesión posterior. Es preferible esto, a ser sorprendido mintiendo.
En este mismo renglón, conviene encontrar en las críticas una oportunidad para mejorar personalmente, así como aceptar los errores personales, rectificar y pedir disculpas, si es el caso.
La sencillez también se manifiesta al compartir con otros profesores la experiencia docente, dando consejos y sugerencias que faciliten a los demás su labor. De la misma manera, la docilidad con que se sigan las indicaciones institucionales, la apertura a nuevos procedimientos o la colaboración en cualquiera de las actividades, son rasgos significativos de apertura y disponibilidad.

• LA LEALTAD
Desafortunadamente la falta de lealtad es una situación que se vive en todos los ámbitos sociales: murmuración, crítica, difamación y falta de honestidad.
Ser leal a una institución significa una completa adhesión a sus normativas, respeto por los directivos y trabajo en equipo con los colegas. Por supuesto que no siempre se estará de acuerdo con todo, pero habrá que distinguir la fuente de inconformidad para actuar acertadamente: si personalmente incomoda u objetivamente es un caso que requiere mayor estudio.
Lo primero y fundamental es manifestar las inquietudes con las personas adecuadas. Falta a la lealtad quien desahoga críticas e inconformidades a espaldas de los directivos con los compañeros, los amigos, padres de familia e incluso con los alumnos. Sea en forma individual o en conjunto con otras personas, estas actitudes son totalmente incorrectas.
Es obligación guardar toda confidencia respecto a las políticas y estrategias; movimientos del personal; decisiones directivas; situaciones personales de maestros y alumnos, a menos que afecten considerablemente la imagen y prestigio de la institución. No está de más recalcar que todo, absolutamente todo, debe consultarse con las personas indicadas para resolver cualquier género de circunstancias.

• LA ALEGRÍA
Tal vez una de las figuras más atractivas es la del profesor entusiasta, siempre con una sonrisa dibujada, optimista, emprendedor; quien difícilmente se enoja, pero a la vez es estricto y exigente; disponible al diálogo; bromista pero respetuoso; capaz de comprender y dar un buen consejo...
Esta personalidad no es extraña ni ajena, pero a nadie se le ocurre pensar si tiene problemas, carencias o dificultades personales, mucho menos, preguntarse cual es la fuente de su alegría y serenidad.
Para lograr vivir este valor hace falta esfuerzo y madurez, es decir, dejar los problemas personales para el momento y lugar oportuno, nunca para desquitarse en el aula; concentrar toda la atención en lo que se hace: preparación, elaboración, exposición y conducción de la clase; buscar como ayudar a los demás a solucionar los problemas propios del aprendizaje; planear actividades diferentes: recorrido cultural, película, asistir a un evento, etc., o dedicar unos momentos a charlar con los colegas.
Si observamos con cuidado, la alegría proviene de una actitud de servicio, otorgando el tiempo necesario y los propios conocimientos para el beneficio ajeno. La satisfacción de cumplir con el deber siempre tendrá sus frutos, muchas veces sin aplausos, pero si con las muestras de aprecio, el agradecimiento de un solo alumno o simplemente con los excelentes resultados obtenidos.
No pensemos que es profesor sólo aquel que imparte clases a niños o jóvenes, también quienes participan en los centros de capacitación de las empresas y las instituciones con cursos especializados, por mencionar algunos.
La sociedad actual puede recibir un gran beneficio a través de profesores especializados en cualquier área del conocimiento, la técnica o la cultura, pero también hace falta ser un verdadero apoyo familiar, líder y ejemplo de integridad, honestidad, profesionalismo y de valores humanos.

Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. (Lucas 6:31)
Que Dios te bendiga.
ayudaysuperacion@gmail.com

miércoles, 1 de octubre de 2008

LOS VALORES MORALES

LOS VALORES MORALES

Sobre la pregunta «¿qué son los valores?» se ha escrito y polemizado hasta el infinito, pero creo que la respuesta más sencilla y adecuada es:
«Los valores son cualidades de las acciones, de las personas, de las cosas, que las hacen atractivas».
Cuando una acción o una persona o una institución tiene un valor positivo, es atractiva; cuando tiene un valor negativo, es repugnante.
Sin entrar todavía en el contenido del valor justicia, por ejemplo, podemos decir que cuando alguien dice de una institución que es justa, la está haciendo atractiva, y cuando dice que es injusta, la está haciendo repelente además de ilegítima.
Cuando hablamos de los valores y una ética: justicia, lealtad, libertad, sabemos de entrada qué queremos decir con cada uno de ellos y que no es lo mismo hablar de la justicia que hablar de la elegancia, que son dos valores pero con un contenido distinto. Y sabemos que nos referimos a algo atractivo, algo cuyo contrario repele.
Los valores son, por tanto, cualidades de las cosas, de las acciones, de las personas, que nos atraen porque nos ayudan a hacer un mundo habitable.
Nuestro mundo puede convertirse en un mundo sin hogar, en el que las gentes estemos pero no nos encontremos como en casa, al que le falten ventanas, al que le falte confort y al que le falte habitabilidad.
Es en este sentido en el que creo que el mundo en el que estamos viviendo no reúne las condiciones de habitabilidad que debería de reunir cuando tal cantidad de gente se está muriendo de hambre y cuando la violencia es ya una forma de vida.
Los valores ayudan a acondicionar el mundo y a hacerlo habitable.
La justicia, La libertad, La belleza, hacen a nuestro mundo habitable y humano, hacen de él un mundo en el que merece la pena vivir y en el que el suicidio resulta un sin sentido, porque es penoso marcharse.
Los valores hacen de nuestro mundo un hogar y son atractivos. Lo contrario es repelente. Por eso los valores valen por sí mismos.

Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. (Lucas 6:31)
Que Dios te bendiga.
ayudaysuperacion@gmail.com

1. LA AMISTAD

1. LA AMISTAD

La amistad es una de las más nobles y desinteresadas formas de afecto que una persona puede sentir por otra. Los que son amigos se quieren y se aceptan sin condiciones, tal como son, sin que esto quiera decir que son cómplices en todo o que se encubran mutuamente sus fallas. Incapaces de engañarse unos a otros, suelen ser extremadamente sinceros y decirse las cosas tal como las ven o las sienten.
La amistad es un sentimiento y una forma de relacionarnos con algunas personas que hace a la vida más linda. Una alegría que compartimos con un amigo se vuelve más grande; y una pena, cuando se la contamos a alguien en quién creemos que es nuestro amigo.

PARA SER AMIGOS...
•Asegurémonos de que el afecto que sentimos por las personas que elegimos como amigas es sincero y no está marcado por el interés de conseguir un beneficio de tipo económico, social, laboral, académico, etc.
•Hablémosles con franqueza, tratemos de hacerles ver sus errores o engaños, advirtámosles sobre las cosas que nos les convienen, todo con gran honradez y sin forzarlos a hacernos caso.
•Acordémonos siempre de ellos, sin importar la distancia que los separa de nosotros o el tiempo transcurrido desde la última vez que los vimos.
Jesús nos dijo:
14 Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando.
15 Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre os las he dado a conocer. (Juan 15:14 - 15)

AMIGOS DE VERDAD

Tobías y José fueron siempre muy buenos amigos. Desde que se conocieron en el colegio nunca dejaron de verse ni de hablarse, a pesar de que estaban en cursos diferentes y jugaron muchas veces en equipos de fútbol rivales. Sus gustos en cuestiones de cine, libros e historietas tampoco eran los mismos, pero esto, en lugar de enfadarlos, era motivo de diversión y de burlas cordiales.
Al llegar al bachillerato fueron a estudiar a colegios distintos, pero esto no dañó el afecto que se tenían, ni hizo que se distanciaran.
Al contrario, seguían jugando al béisbol, su nueva afición todos los fines de semana y bailando en las discotecas del barrio con sus lindas y simpáticas novias.
Una noche José se despertó sobresaltado, saltó de la cama precipitadamente y corrió hasta la casa de Tobías, que vivía muy cerca. Al llegar hizo un gran ruido y despertó a todos.
Casi al instante bajó Tobías en pijama, con su alcancía en una mano y el bate de béisbol en la otra.
¿Qué te pasó? ¿Alguien te viene persiguiendo? ¿Te metiste en líos y necesitas plata? ¡Estoy preparado para lo que sea! le dijo con decisión, aunque sin poder disimular su angustia.
No es nada de eso contestó José es sólo que tuve una pesadilla, soñé que unos ladrones habían entrado en tu casa y uno de ellos iba para tu cuarto con un cuchillo en la mano. Así que vine a ver si estabas bien.
¡Pues claro que estoy bien! ¿No me ves? le dijo Tobías, todavía bastante alterado y nervioso.
La verdad es que te ves muy gracioso con ese bate y esa alcancía.
Pareces un loco de atar.
En cuanto se repusieron de sus respectivos sustos, los dos amigos se echaron a reír y se dieron un gran abrazo.

Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. (Lucas 6:31)
Que Dios te bendiga.
ayudaysuperacion@gmail.com

2. LA BONDAD

2. LA BONDAD

La bondad es la disposición permanente a hacer el bien, de manera amable, generosa y firme. Las personas bondadosas sienten un gran respeto por sus semejantes y se preocupan por su bienestar. Si alguien no esta en buena situación y necesita ayuda, el bondadoso no duda en ofrecérsela, y lo hace sin ofender, amorosamente y poniendo un gran interés en ello.
Ser bueno, no quiere decir ser blando, sumiso, ingenuo o sin carácter, como a veces se cree. Al contrario, los buenos se distinguen por su fuerte personalidad, la cual se traduce en inagotables dosis de energía y optimismo, y se refleja en su cálida sonrisa y los sentimientos de confianza, cariño y respeto que infunden a su alrededor.

PARA SER BUENOS...
• Mantengamos una actitud amable, abierta y generosa a los demás.
• Abriguemos compasión hacia las personas que sufren.
• Mostrémonos siempre dispuestos ayudar al que lo necesite.

LA LIMOSNA DEL NIÑO
En las montañas del Tibet, un grupo de niños se dedicaba a jugar en un puente cercano al pueblo en que vivían. Todos habían llevado consigo sus loncheras, menos el más pequeño, que había salido corriendo feliz detrás de los otros sin dejar que su madre pudiera alcanzarlo para darle la suya.
Mientras los otros niños hacían cometas, barriletes y figuras de animales en papel, el pequeño amasaba unos simpáticos pastelitos de barro.
A media mañana sintieron hambre y cada uno se acordó de su lonchera. Cuando se disponían a comer, oyeron un ruido de algo que golpeaba contra las piedras del puente. Asustados, voltearon a ver de qué se trataba y observaron la figura de un ser enorme y muy grueso que se acercaba tanteando el piso con un palo. Los más nerviosos pensando que se trataba de un malvado ogro de las montañas, corrieron y se escondieron debajo del puente. Los demás se quedaron esperando a ver qué pasaba, paralizados por una extraña emoción, mezcla de miedo y curiosidad. Entre ellos estaba el niño de los pastelitos de barro.
Luego de unos eternos segundos de tensión, el misterio se aclaró. El temible ogro resultó ser un pobre hombre ciego y hambriento que llevaba un día y una noche perdida en los solitarios y escarpados cerros que rodeaban el pueblo, según les contó a los niños que se atrevieron a acercársele.
Los niños, también eran muy pobres, sintieron compasión por el hombre y separaron una parte de sus loncheras para dársela. Sólo el pequeño no tenía nada que darle. «yo también le daré de comer» gritó, lleno de alegría. «pero si tú no tienes nada» le contestaron los otros niños, mientras le entregaban un bocado de sus respectivas meriendas al ciego.
Sin hacer caso, el niño esperó su turno y, con una radiante sonrisa, puso en manos del mendigo uno de sus pastelitos de barro. Cuando el ciego abrió la mano, el pastelito se había transformado en una reluciente moneda de oro.

Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. (Lucas 6:31)
Que Dios te bendiga.
ayudaysuperacion@gmail.com

3. LA FORTALEZA

3. LA FORTALEZA

Una de las cuatro virtudes cardinales, que consiste en vencer el temor y huir de la temeridad. Natural defensa que tiene un lugar o puesto por su misma situación.
La fortaleza es la capacidad que nos permite mantenernos fieles a nuestras convicciones y hacerles frente con firmeza y energía a las diferentes situaciones con que nos encontramos en la vida. Los que son fuertes no se dejan tentar por las cosas que no les conviene o no son buenas para ellos o para otros, así se les presenten bajo la forma más atractiva y seductora.
Gracias a la fortaleza aprendemos también a resistir la adversidad, las enfermedades y el dolor en sus distintas formas y a luchar contra ellos sin amargura, poniendo todo de nuestra parte, seguros de que vamos a salir adelante.

PARA SER FUERTES...

• Si pasamos por un mal momento, evitemos dejarnos arrastrar por el pesimismo o el desánimo. Recordemos que los sentimientos negativos no son buenos consejeros.
• No cerremos los ojos frente a nuestras propias debilidades. Aceptémoslas tal como son, con honestidad. Solo así podremos controlarlas.

BALDER EL HERMOSO

Esta historia tuvo lugar en la ciudad fortificada de Carcassonne, en el sur de Francia, durante el tiempo al que le sometieron los soldados del emperador Carlomagno, en la Edad Media. El sitio llevaba varios meses atacado por los invasores y los habitantes la estaban pasando muy mal. Los pocos defensores que tenía en ese momento la ciudad estaban completamente extenuados y escasos de municiones, y el hambre se sentía con más fuerza.
Daba tristeza ver a los niños llorando por falta de un pedazo de pan o un poco de agua, y a sus padres desesperados por conseguirlos mientras se arreglaban para esquivar como podían las flechas encendidas que lanzaban los atacantes y que caían envueltas en llamas en las calles o iban a dar a los techos de sus casas, amenazando incendiarlas. La situación era en extremo difícil, pero los habitantes no estaban dispuestos a entregarse.
En sus corazones alentaba todavía la esperanza de que el ejército regresara a tiempo del servicio militar que estaba prestando en otra provincia y echara a los invasores , quienes habían aprovechado su ausencia para apoderarse de la ciudad.
Los invasores por su parte, también tenían sus problemas.
Las armas con que contaban carecían del poder suficiente para atravesar las gruesas murallas que protegían la ciudad. Sus soldados también estaban hambrientos y fatigados, y la gran capacidad de resistencia demostrada por sus enemigos empezaba a desanimarlos.
La situación se resolvió gracias a la audacia de una mujer, la dama de Carcas quien tenía a su cuidado el último cerdo guisado que quedaba en toda la ciudad.
Dando muestras de una fortaleza y un valor admirable, se dirigió a lo alto de las murallas y lanzó el animal hacia donde estaba el ejercito invasor. Los atacantes, al ver esto, concluyeron que en Carcassonne había todavía mucha comida y no valía la pena continuar con en el sitio.
Fue así como, agotados y a punto de morir de hambre, los carcasonienses derrotaron a los poderosos soldados del emperador Carlomagno.

Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. (Lucas 6:31)
Que Dios te bendiga.
ayudaysuperacion@gmail.com

4. LA GENEROSIDAD

4. LA GENEROSIDAD

La generosidad es una de las más claras manifestaciones de nobleza de espíritu y grandeza de corazón que pueda dar una persona. Los que son generosos son ricos, pero no en dinero y cosas materiales, sino en la capacidad de ofrecer a otros lo más preciado de sí mismos.
Es generoso quien perdona las grandes ofensas, quien puede sacrificar su comodidad y sus privilegios en aras de conseguir lo mejor para los demás.

PARA SER GENEROSOS...
• Aprendamos a regalar aquello que tenemos en abundancia: alegría. Por ejemplo.
• Hay personas que solo pueden dar alegría, ya que es lo que más tienen. Pero en la medida en que otros reciben este regalo, pareciera que la alegría se multiplicara.

EL CIEGO DE ESQUIPULAS

Hace más de doscientos años, en la ciudad de Esquipulas, Guatemala, vivieron dos personajes que hoy forman parte de las leyendas populares de ese país. Sus nombres eran Juan y Blas.
Juan descendía de una familia muy rica de la región y había heredado una gran fortuna, pero era ciego de nacimiento y no hacía más que quejarse de su desgracia. Los habitantes del pueblo habían sentido mucha compasión por él desde pequeño, pero en cuanto creció, Juan comenzó a tratarlos con desprecio y arrogancia, sobre todo después que murieron sus padres y heredó todo su dinero.
No ayudaba a nadie, así se estuviera muriendo, y su fama de ávaro se extendió por toda la región. Blas, por su parte, era un campesino pobre, conocido por su gran corazón, su generosidad y su excelente sentido del humor. Apenas tenía con qué comer y con qué vestirse, pero siempre se le veía satisfecho y contento, dándole gracias a la vida por ofrecerle todo lo que necesitaba para mantenerse vivo y saludable.
Era el único habitante de Esquipulas por el que el ciego Juan sentía cierto aprecio. Habían sido compañeros de juegos en la infancia y Blas, además de hacerlo reír mucho, nunca le pedía dinero prestado. Por esta última razón, sobre todo, Juan lo consideraba su amigo. Un día la mujer de Blas se enfermó. Faltaban dos días para que al pobre hombre le pagaran su jornal en la plantación donde trabajaba, y necesitaba dinero para llevarla al médico. No podía pedírselo a ninguno de sus compañeros de trabajo pues todos eran tan pobres como él, ni tampoco a los dueños de la plantación, ya que estaban en la ciudad y solo regresaría el día del pago. Se lo pidió entonces a Juan, con la promesa de que se lo devolvería a los días. Se indignó y empezó a lloriquear, maldiciendo su suerte e insultando a Blas por atreverse a pedirle dinero a un pobre ciego como él, que no tenía con que más valerse en la vida. Blas lo tranquilizó y le dijo que no se preocupara, que todavía quedaba el Señor de Esquipulas, y que allí se dirigiría a rezar.
Rezó con todas sus fuerzas, pidiéndole por la salud de su mujer y regresó cansado a su casa, con una sonrisa de tranquilidad en su cara. Al día siguiente la mujer de Blas amaneció curada, y la noticia del milagro se regó por toda la ciudad. El ciego Juan, entusiasmado, le pidió a Blas que lo llevara donde el Señor de Esquipulas para que lo curara de su ceguera. Blas lo llevó y le ayudó a rezar con fuerza y devoción. En un momento del rezo, gracias a la generosa entrega de Blas, el ciego Juan recuperó la vista. Lo primero que hizo en cuanto pudo ver fue lanzar una cadena de oro hacia donde se encontraba la imagen sagrada.
La curación de Juan causó gran conmoción en la ciudad. Todos quisieron saber cómo había sido el milagro. Juan los reunió a todos en la plaza y les informó que tal milagro no se habría producido si él no le hubiese regalado una cadena de oro al Señor de Esquipulas.
No había acabado de decir esto cuándo quedó ciego otra vez.

Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. (Lucas 6:31)
Que Dios te bendiga.
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5. LA GRATITUD

5. LA GRATITUD

El agradecimiento surge cuando una persona se siente en deuda con otra porque le ha procurado algún bien, le ha prestado un servicio o le ha hecho algún regalo. La persona agradecida se alegra por los bienes recibidos, los reconocen y están dispuestas a corresponderles. No se trata de devolver favor con favor ni regalo con regalo, sino de sentir y expresar admiración y gratitud por las cualidades humanas de quienes nos honran con sus dones.
Cada uno tiene mucho que agradecer, y cuidar lo recibido es una forma de hacer evidente nuestro reconocimiento. Entre los bienes que más agradece el hombre se encuentra la vida, la salud, la amistad, la lealtad y la enseñanza de sus antecesores.
La gratitud y el reconocimiento son los mejores regalos que puede recibir una persona en cualquier época y lugar del mundo.

PARA SER AGRADECIDOS...
• Admitamos que necesitamos a los demás.
• Reconozcamos las obras de los otros.
• Incluyamos en nuestro lenguaje expresiones de agradecimiento.
• Aceptemos que muchas de las cosas buenas que tenemos se deben a lo que otras personas nos han dado: amor, protección, cuidados, talento, sabiduría.

EL LEÓN Y EL RATÓN

Luego de una dura jornada de caza el león se echó a descansar debajo de un árbol. Cuando se estaba quedando dormido, unos ratones se pusieron a jugar a su alrededor. De pronto, al más travieso le dio por esconderse entre la melena del león, con tan mala suerte que lo despertó. Muy malhumorado, el león agarró al ratón entre sus garras.
¿Cómo te atreves a perturbar mi sueño, bicho miserable? ¡Voy a darte tu merecido! rugió abriendo de par en par sus enormes mandíbulas, dispuesto a engullirse al ratoncito de un mordisco.
Por favor no me mates, león. Yo no quería molestarte. Si me dejas ir te estaré eternamente agradecido alcanzó a decir el pequeño roedor, tan tembloroso de miedo que al león le pareció cómico, y hasta simpático.
¡ja, ja, ja! se carcajeó de buena gana el león. ¡Una pequeña cosa como tú ayudándome! ¡no me hagas reír!
Pero la pequeñez de ratón y su miedo a ser comido lo conmovieron y terminó dejándolo ir. Semanas más tarde, el león cayó en la red de unos cazadores ilegales. Su rugido de angustia resonó por la selva entera y llegó a oídos del pequeño ratón, el cual, sin pensarlo dos veces, corrió en su ayuda. Al verlo el león le dijo:
Hola amiguito ¡qué alegría verte! mira la situación en que me encuentro. Pronto vendrán los cazadores y me matarán. No te preocupes, león. Tú me dejaste vivir, y eso es algo que no se olvida.
Apenas dijo esto, cortó con sus pequeños y afilados dientes el nudo de la red que apresaba al león y lo dejó libre.

Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. (Lucas 6:31)
Que Dios te bendiga.
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6. LA HONESTIDAD

6. LA HONESTIDAD

Cuando un ser humano es honesto se comporta de manera transparente con sus semejantes, es decir no oculta nada, y esto le da tranquilidad. Quien es honesto no toma nada ajeno, ni espiritual, ni material: es una persona honrada.
Cuando se está entre personas honestas cualquier proyecto humano se puede realizar y la confianza colectiva se transforma en una fuerza de gran valor. Ser honesto exige coraje para decir siempre la verdad y obrar en forma recta y clara.

PARA SER HONESTOS...
• Hay que conocerse a si mismo.
• Expresemos sin temor lo que sentimos o pensamos.
• No perdamos nunca de vista la verdad.
• Luchemos por lo que queremos jugando limpio.

EL PROBLEMA DEL SULTÁN

Decepcionado por no encontrar un recaudador de impuestos de confianza, un sultán se quejó ante el más sabio de sus consejeros.
-¡No puedo creer que no haya un solo hombre honrado en todo este reino! ¿Qué vamos a hacer? -veamos, alteza… se me ocurre una cosa –dijo el consejero.
-¿Qué puede ser? –Preguntó el sultán, ansioso- se trata de un problema muy serio –añadió.
-No os preocupéis. Simplemente anunciad que un nuevo recaudador es requerido en palacio. Yo me encargo del resto.
Al día siguiente del anuncio, un buen número de aspirantes a sultán, gordos, flacos, altos o bajos, todos lucían trajes elaborados y costosos y se paseaban con arrogancia por el salón.
Un hombre sencillo y vestido pobremente atrajo la atención de los presentes.
Este pobre hombre está loco –se burlaban-, el sultán nunca escogería a alguien como él para un cargo tan importante.
¡Atención, señores! dijo de pronto el consejero. El sultán os recibirá en seguida. Yo os indicaré el camino y los hizo entrar uno por uno a un corredor oscuro y estrecho por el que tenían que avanzar a tientas para llegar donde se encontraba el soberano. Una vez que estuvieron todos reunidos ante el sultán, éste le preguntó a su consejero,¿y ahora qué hago?. Pedidles que bailen-. Así lo hizo el sultán, un tanto extrañado por un pedido semejante. Los hombres bailaron con gran pesadez y lentitud, sin poder despegar los pies del suelo.
¡Qué bailarines más torpes! ¡parece que tuvieran los vestido llenos de piedras! exclamó el sultán.
El único que bailaba con agilidad era el hombre pobre.
Ahí tenéis a vuestro recaudador –dijo el consejero señalándolo.
Esparcí por el corredor monedas, billetes, joyas y objetos de valor y él fue el único que no se llenó los bolsillos con todo lo que encontró.
El sultán había dado por fin con un hombre honrado.

Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. (Lucas 6:31)
Que Dios te bendiga.
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7. LA HUMILDAD

7. LA HUMILDAD

La humildad es la conciencia que tenemos acerca de lo que somos, de nuestras fortalezas y debilidades como seres humanos, y que nos impide por lo tanto creernos superiores a los demás. Los que son humildes no se sobreestiman ni maltratan a los menos favorecidos desde el punto de vista social, económico o de educación.
Saben mas que nadie que esto se debe a las desigualdades de nuestras sociedades y que la suerte de haber nacido en un hogar con más oportunidades que otros no les da derecho a creerse superiores ni mejores que aquellos que no tuvieron fortuna.
PARA SER HUMILDES...

• No permitamos que “se nos suban los humos” cuando obtengamos algún triunfo, premio o distinción en nuestro estudio o nuestro trabajo. La inmensa satisfacción que ello representa es el premio en sí mismo, y no da para que nos creamos superiores al resto del género humano.

EL PERDIZ VANIDOSO Y LA TORTUGA MODESTA

El perdiz y la tortuga vivían en el mismo rincón de una inmensa llanura de África pero casi nunca hablaban. Poco se encontraban frente a frente porque el ave, vanidoso y arrogante, nunca se dignaba bajar de las ramas de los árboles o interrumpir su vuelo para entablar una conversación con la tortuga. Ni siquiera la saludaba desde arriba, sólo la miraba despectivamente.
Un día, el perdiz descendió al suelo a picotear unas semillas y justo en ese instante la tortuga pasaba caminando lentamente por ahí.
-Hermana tortuga –le dijo el perdiz-, ¿no te da vergüenza ir siempre tan despacio? ¿No te da envidia verme a mí, tan bien dotado, mucho mejor que tú?¿No te causa celos ver cómo vuelo y cómo corro, cosas que tú no puedes hacer de ningún modo?
-No –repuso lentamente la tortuga-. Pienso que dichoso tú, que puedes acabar en una carrera un camino que me lleva todo un día a mí. Pero no te envidio.
Mi lentitud también tiene sus ventajas.
-¡Bobadas!- contestó despreciativamente el perdiz-.
Eso lo dices por decir. ¿Qué ventajas puede tener ser lento y pesado? Eres esclava de tu caparazón, estás condenada a andar siempre por lo bajo y ni siquiera puedes correr.
Yo en cambio soy libre, todo me favorece.
Poco tiempo después, lo cazadores de una lejana aldea prendieron fuego a la vegetación de llanura para hacer salir a los animales y así poderlos cazarlos fácilmente. Las llamas crecieron muy altas, se expandieron con rapidez y se acercaban al rincón en donde vivían el perdiz y la tortuga. El perdiz no hacía más que vanagloriarse de que podría salvarse de las llamas volando a gran altura y se reía de la tortuga.
-Te vas a asar, el fuego correrá más rápido que tus cortas patas y te alcanzará –le gritaba la perdiz a la tortuga desde lo alto.
Cuando las llamas llegaron, la tortuga, para protegerse, se escondió en un hoyo que había dejado la pata de un hipopótamo en el suelo y se metió dentro de su caparazón, de manera que nada le ocurrió. En cambio el perdiz quiso lucirse y hacer gala de sus dotes, y se preparó para emprender el vuelo, pero el humo era tan denso que tan pronto abrió sus alas se asfixió y cayó en medio del fuego.
Cuando todo pasó, la tortuga salió de su escondite sana y salva y preguntó por el perdiz, extrañada de no ver haciendo alarde de cómo logró salvarse del fuego gracias a su rapidez y habilidad.
Al enterarse de lo que había sucedido, lamentó que esos dotes de los que se sentía tan orgulloso, no hubieran ayudado al pobre perdiz a escapar del fuego.

Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. (Lucas 6:31)
Que Dios te bendiga.
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8. LA JUSTICIA

8. LA JUSTICIA

Seguramente oíste hablar muchas veces de la justicia. Sabes que hay cosas justas y cosas injustas.
La justicia consiste en conocer, respetar y hacer valer los derechos de las personas. Honrar a los que han sido buenos con nosotros, dar el debido salario a un trabajador, reconocer los méritos de un buen estudiante o un abnegado colaborador son, entre otros, actos de justicia, porque dan a cada cual lo que merece y lo necesita para desarrollarse plenamente y vivir con dignidad. Así como ser justos implica reconocer, aplaudir y fomentar las buenas acciones y las buenas causas, también implica condenar todos aquellos comportamientos que hacen daño a los individuos o a la sociedad y velar por que los responsables sean debidamente castigados por las autoridades correspondientes.

PARA SER JUSTOS...
• Desarrollemos nuestro sentido de lo que está bien y de lo que está mal.
• Seamos honestos, rectos y, sobre todo, compasivos y humanos.
• No permitamos que se cometan atropellos contra nosotros mismos ni contra los demás.
• Protestemos con energía y denunciemos los abusos y los crímenes, vengan de donde vengan.

EL CUERVO VANIDOSO

Un día Júpiter decidió elegir un rey entre las aves y ordenó que comparecieran todas ante él, para decidir cuál era la más bella.
Un cuervo poco agraciado y ciegamente vanidoso, se propuso alzarse con el título a como diera lugar. Lo primero que pensó fue en sacar de la competencia a los candidatos más opcionados, como el papagayo, el pavo real, el guacamayo y el ave del paraíso.
«Si le robo los huevos de sus nidos el día de la elección, los mantendré ocupados, buscándolos y no podrán asistir, ¡eso es!!», pensó riéndose con su chillido característico.
Pasó varios días acechando los nidos de sus rivales, mientras diseñaba su plan. Cuando puso patas y pico a las obras. Lo que no calculó fue que los huevos de estos pájaros eran muy grandes que ni siquiera podía levantarlos, «¿qué voy a hacer ahora?», graznó contrariado, mientras picoteaba con rabia un puñado de plumas de papagayo. ¡ Ya sé ¡ exclamó con un chillido de júbilo. Voy a robarme las mejores plumas de todos los nidos y me las voy a poner entre las mías, así no puedo perder.
El día del concurso, Júpiter hizo desfilar a los pájaros, y al ver el espectacular atavío del cuervo lo declaró rey.
Terriblemente enfadados al descubrir que el plumaje del ganador era robado los demás pájaros se lanzaron sobre él y le quitaron una a una las plumas con las que había pretendido engañar a todos.
Júpiter, decepcionado, lo despejó de inmediato del título, no sin recalcarle que la justicia se había impuesto y el mismo se había buscado lo que acababa de pasar.

Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. (Lucas 6:31)
Que Dios te bendiga.
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9. LA LABORIOSIDAD

9. LA LABORIOSIDAD

Llamamos trabajo al esfuerzo que hacemos para conseguir algo por nosotros mismos o con la ayuda de los demás. Gracias al trabajo podemos hacer realidad algo que teníamos en mente, arreglar algo que no funcionaba, corregir algo que estaba mal o crear algo que antes no existía.
Son muchas las cosas que podemos lograr por medio del trabajo. Se trata de una fuerza con un gran poder de transformación, que ha llevado a la humildad a los más altos niveles de desarrollo y civilización.

PARA SER BUENOS TRABAJADORES...
•Procuremos ver en nuestro trabajo algo más que la actividad con lo que nos ganamos la vida.
•Recordemos que no hay trabajos indignos. La dignidad o indignidad de un trabajo depende de nuestra actitud hacia él.

LOS TRES CERDITOS

Una familia de cerditos era tan pobre que la mamá no tuvo más remedio que enviar a sus tres hijos por el mundo en busca de fortuna. Cada uno tomó un camino distinto.
Luego de andar un buen rato, el primero de los cerditos encontró un hombre que llevaba un haz de paja a la espalda.
¿Me harías el favor de regalarme un poco de paja? le pidió el cerdito muy amablemente. Necesito construirme una casa para vivir.
El hombre le dio la paja y el cerdito se construyó una choza.
Al rato alguien llamó a la puerta. Era el lobo.
¿Quién es? preguntó el cerdito.
Soy yo, cerdito, déjame entrar respondió el lobo en voz melosa.
¡Ni te lo sueñes!
En ese caso soplaré hasta derribar tu casa. El lobo sopló con tal fuerza que el rancho de paja del cerdito cayó al suelo y el cerdito tuvo que correr para salvar su vida.
Mientras esto ocurría el segundo cerdito había construido una casa de madera con unas tablas que le había regalado un leñador. Acababa de terminarla cuando llegó corriendo el primer cerdito gritando:
El lobo tumbó mi casa de paja y estuvo a punto de devorarme, rápido entremos a tu casa que allí estaremos a salvo.
A los pocos minutos llegó el lobo y llamó a la puerta. Hola cerditos, déjenme entrar. ¡Ni te lo sueñes! contestaron los dos cerditos.
Entonces soplaré y soplaré hasta derivar esta casucha de palo, gritó el lobo furioso y sopló con tal fuerza que la casa del segundo cerdito no tardó en venirse abajo, obligando a sus dos ocupantes a correr despavoridos en busca de refugio. Entre tanto el tercer cerdito estaba construyendo su casa de ladrillos, cuando llegaron sus dos hermanos con la lengua afuera.
¡El lobo tumbó nuestras casas y nos viene persiguiendo!
Exclamaron, completamente asustados.
¡Rápido, ayúdenme a terminar esta casa! les ordenó el tercer cerdito, y de inmediato se pusieron a trabajar. Cuando la casa estuvo lista, se metieron dentro.
El lobo no tardó en llegar. Estaba más hambriento que nunca, y con la voz más
suave y fingida posible, les dijo:
Déjenme entrar, cerditos, les traigo una gran noticia.
¡Ni te lo sueñes! contestaron los cerditos.
Entonces derribaré su miserable casa con mis resoplidos, rugió el lobo furioso. Pero por más que sopló la casita de ladrillos de los cerditos no cayó.
Enloquecido, el lobo se metió por la chimenea y cayó justo en la olla de la sopa que preparaban los cerditos para la cena y allí se cocinó.

Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. (Lucas 6:31)
Que Dios te bendiga.
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10. LA LEALTAD

10. LA LEALTAD

La lealtad tiene que ver con el sentimiento de apego, fidelidad y respeto que nos inspiran las personas a las que queremos o las ideas con las que nos identificamos. Los que son leales poseen un alto sentido del compromiso y ello les permite ser constantes en sus afectos y cumplidores de su palabra. Hay muchas cosas que inspiran lealtad y la merecen. Los seres queridos, los amigos sinceros, la pareja amorosa con la que se comparte la vida, la institución en la que se estudia o trabaja y la patria a la que se pertenece, se cuentan entre las más importantes.

PARA SER LEALES...
•Respetemos y correspondamos a las personas que nos quieren y son buenas con nosotras.
•No abandonemos a nuestros amigos en los momentos difíciles, ni nos dejemos tentar por quienes nos invitan a traicionarlos a cambio de dinero, poder u oferta parecida.
•Seamos fieles a nosotros mismos y a nuestras ideas.

LOS DOS AMIGOS Y EL OSO

A dos amigos se le aparece un oso:
El uno, muy medroso, se asegura en las ramas de un árbol; el otro, abandonado a la aventura, se finge muerto repentinamente.
El oso se le acerca lentamente; mas como este animal, según se cuenta que de cadáveres nunca se alimenta, sin ofenderlo lo registra y toca.
Huéle la nariz y la boca, no le siente el aliento ni el menor movimiento, y así se fue diciendo sin recelo: -¡Este tan muerto está como mi abuelo!
Entonces el cobarde, haciendo alarde de su gran amistad se desprende del árbol muy ligero; corre, llega y abraza al compañero.
Pondera la fortuna de haberle hallado sin lesión alguna y al fin le dice: -¿Sabes que he notado que el oso te decía algún recado?¿Qué pudo ser? -Te diré lo que ha sido: estas dos palabritas al oído:
Aparta la amistad de la persona, que si te ve en riesgo, te abandona.

Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. (Lucas 6:31)
Que Dios te bendiga.
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11. LA LIBERTAD

11. LA LIBERTAD

La libertad es la posibilidad que tenemos de decidir por nosotros mismos cómo actuar en las diferentes situaciones que se nos presentan en la vida. El que es libre elige, entre determinadas opciones, la o las que le parecen mejores o más convenientes, tanto para su bienestar como para el de los demás o el de la sociedad en general. Las personas libres piensan muy bien lo que van a hacer antes de decidirse a actuar de una o otra manera, pues saben que la libertad no es sinónimo de hacer " lo que se nos dé la gana", y que la mayoría de nuestros actos tienen consecuencias buenas o malas según el grado de responsabilidad con el que actuemos.
En todos los idiomas, libertad es, tal vez, la palabra más hermosa y la más querida por todos los hombres.
Ella vive en nuestro corazón y en todas las decisiones que tomamos, desde la más pequeña hasta la más importante.
Por eso, por ser la facultad más preciosa del hombre, tal vez sea la que mayor responsabilidad nos exige.
Somos responsables de ejercer nuestra propia libertad. Desde que somos niños nos vamos ejercitando en ella, cuando pensamos y actuamos, hasta que somos adultos y gozamos plenamente de todos nuestros derechos, gracias a los cuales la libertad es posible.

PARA SER LIBRES...
• Participemos activamente, mediante el voto (si se trata de elegir gobernantes) o la expresión de nuestras ideas en la toma de decisiones que afecten nuestra vida personal, familiar o social.
• Defendamos nuestra privacidad.
• No aceptemos presiones de nadie para hacer algo que no queremos o con lo que no estamos de acuerdo.
• Forjémonos una personalidad propia mediante el cultivo de la honradez, la sinceridad, la reflexión y la independencia de criterio.

EL LOBO Y EL PERRO

Un lobo caminaba por el monte, mal trecho y con hambre.
La temporada de casa había estado bastante mala, y lo peor era que no parecía que fuera a mejorar. Presa del desconsuelo y la incertidumbre, el lobo avanzaba con dificultad, peguntándose que podría hacer. En el camino se encontró de pronto con uno de aquellos perros que cuidaban los rebaños. La primera idea que cruzó por su mente fue atacarlo, pero se contuvo, pensando en lo débil que estaba y en lo fuerte y saludable que se veía el otro. De manera que prefirió acercársele y conversar con él en son de paz.
¡Que bien te ves, permíteme felicitarte! le dijo el lobo al perro. La verdad que no me puedo quejar contestó el obeso ovejero, a mí no me va tan bien confesó el lobo.
Deberías venirte a vivir con los humanos le propuso el perro. Con ellos, la vivienda está asegurada y no hace falta esforzarse mucho. Solo hay que estar pendiente de las ovejas, ladrarles de vez en cuando a los forasteros y lamerle la mano al amo cuando nos llame a su lado. En cuanto a la comida, con las sobras que depositan en nuestros platos nos basta.
Al lobo todo esto le pareció muy bien y acompañó al perro hasta su casa. Al llegar, vio cómo lo castigaban por haber estado ausente y enseguida lo amarraban con una cadena a la entrada de una casa diminuta.
¿Y esto qué significa? preguntó el lobo desde el exterior de la verja.
Ah, no es nada respondió el perro. Todo el día permanecemos amarrados, porque a los amos les gusta tenernos siempre cerca para que les cuidemos sus cosas. Es lo más normal del mundo. Pues a mí no me parece dijo el lobo. Prefiero mi forma de vida, no tendré todas esas comodidades ni estaré tan bien alimentado, pero al menos soy libre.

Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. (Lucas 6:31)
Que Dios te bendiga.
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12. LA PAZ

12. LA PAZ

La paz es el fruto de la sana convivencia entre los seres humanos.
Para hacerla posible es necesario un ordenamiento social justo,en el que todos los ciudadanos tengan las mismas oportunidades de desarrollarse como personas y les sean respetados sus derechos fundamentales. Los que practican la paz saben que ésta no es simplemente la ausencia de conflictos, pues los hombres siempre han sido y serán conflictivos, sino la capacidad de manejar dichos conflictos y superarlos por medio de métodos no violentos como la protesta pacífica, el diálogo y la negociación.
Muchas veces habrás oído hablar de la paz: hay hombres que claman por la paz, hay naciones que quieren la paz.
Pero, ¿qué es y cómo se encuentra? Esa palabra corta sirve para dar nombre a algo muy importante y difícil de conseguir. La historia del hombre parece más una historia de las guerras que una historia de la paz.¿Por qué? Si las guerras son tan terribles, si sólo traen dolor, muerte, separación familiar...y, en cambio, la paz es el triunfo de la vida. Es un estado de justicia y solidaridad, donde se hace todo lo posible por construir un mundo mejor.
Es sinónimo de amor, de tolerancia, de calor de hogar.

PARA VIVIR EN PAZ...
• Fomentemos el conocimiento y la confianza en nuestras relaciones con los demás.
• Reaccionemos con calma, serenidad y firmeza frente a las agresiones.
• Reconozcamos la dignidad y los derechos de todos los seres humanos por igual.

EL TIGRE Y EL JABALÍ

Un fuerte verano arreciaba en las planicies africanas y los animales andaban de un lado a otro en busca de agua para calmar la sed. Luego de varias horas de fatigosa marcha, un tigre y un jabalí llegaron por distintos caminos a la misma fuente de agua.
En cuanto se vieron, se lanzaron rugidos de guerra, y olvidándose por completo de la cortesía y los buenos modales, corrieron hacia la fuente con la intención de beber cada uno, primero que el otro, todo el líquido que les cupiera. El jabalí llegó antes que el tigre, pero en cuanto se disponía a beber el tigre lo alcanzó y lo derribó de un zarpazo. Enfurecido, el cerdo salvaje se le enfrentó al felino y los dos se trabaron en un feroz combate. Luego de un buen rato de rasguñarse y morderse mutuamente, causándose toda clase de heridas, ambas fieras se sintieron cansadas y se separaron por un momento. Entonces descubrieron que una bandada de aves rapaces hambrientas en unos árboles cercanos aguardaban a que una de las dos cayera derrotada para lanzarse a devorarla. Como no estaban seguros de cual de los dos iba a sobrevivir, ya que el combate estaba muy parejo, el tigre y el jabalí tomaron la inteligente decisión de dejar de pelear para ir a beber juntos en la fuente, pues al fin y al cabo había sitio para los dos.

Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. (Lucas 6:31)
Que Dios te bendiga.
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13. LA PERSEVERANCIA

13. LA PERSEVERANCIA

Acción y efecto de perseverar. Constancia en la virtud y mantener la gracia hasta la muerte.
La perseverancia es el aliento o la fuerza interior que nos permite llevar a buen término las cosas que emprendemos. Los que son perseverantes tienen una alta motivación y un profundo sentido de compromiso que les impide abandonar las tareas que comienzan, y los anima a trabajar hasta el final. Para ser perseverante es una gran ayuda ser también disciplinados y decididos. La perseverancia es una cualidad común de las personas de carácter sólido, muchas de ellas líderes en su campo de acción, que lejos de amilanarse frente a las dificultades o a la adversidad, se engrandecen y redoblan sus esfuerzos, con gran determinación, para conseguir los objetivos que se han fijado.

PARA SER PERSEVERANTES...

• Ejercitemos diariamente nuestra fuerza de voluntad luchando contra la pereza, la negligencia y el descuido.
• Formemos en los niños y niñas una gran disciplina para que puedan persistir en sus deseos, fortaleza de carácter para que no se derrumben frente a los obstáculos y una buena dosis de claridad que les permita comprender que en un mundo donde la competencia es tan grande sólo tienen éxito quienes más se preparan y más persistencia tienen.

LA NIÑA DE LAS ESTRELLAS

Había una vez en una aldea una niña que, en cuanto comenzaba a caer la noche, levantaba los ojos al cielo y se quedaba lela mirando las estrellas. Pasaba así largos espacios de tiempo. Se olvidaba de todo, su mirada y sus pensamientos se perdían en el firmamento, deseando tener una de esas lucecitas titilando en sus manos.
Una cálida noche de verano, estando en su cuarto, cuando ya era hora de dormir, se asomó a la ventana para ver las estrellas antes de irse a la cama. Esa noche la Vía Láctea brillaba con más esplendor que nunca y su deseo de alcanzarlas se volvió incontenible.
Entonces abrió la ventana, se deslizó sigilosamente hacia el jardín, abrió la verja sin hacer ruido y echó a andar. Caminó largamente por valles y montañas hasta que encontró un riachuelo.
-Buenas noches, riachuelo –lo saludó.-
¿Has visto alguna estrella por aquí?
Me encantan las estrellas, me muero de ganas por tocarlas y poder jugar con ellas.
-Claro que sí –repuso el riachuelo-.
¿No ves que su brillo no me deja dormir?
Pasan toda la noche en mis aguas.
La niña se metió al riachuelo y chapoteó por todas partes pero no encontró estrella alguna.
-Perdón, riachuelo –dijo la niña, mientras se secaba después de salir del agua-, pero creo que en tus aguas no hay ni una sola estrella.
-Pero ¿qué dices, muchachita? –exclamó el riachuelo, disgustado-.
Hay muchas estrellas aquí. Todas las noches las veo.
¿No te digo que no me dejan dormir? ¡Tengo tantas estrellas que no se qué hacer con ellas! .
Y el riachuelo, renegando, siguió su curso hasta olvidarse de la niña. Ella se alejó sin hacer ruido y continuó su camino. Al cabo de un largo rato se sentó a descansar a los pies de una colina. Cuando menos pensó, el prado estaba lleno de cientos de pequeñas hadas que habían llegado a bailar.
-Buenas noches, pequeñas hadas –dijo la niña-. ¿Han visto alguna estrella por aquí? Me encantan las estrellas, me muero de ganas por tocarlas y poder jugar con ellas.
-Por supuesto –cantaron las hadas-, brillan toda la noche entre las briznas de hierba. Ven a bailar con nosotras y encontrarás todas las que quieras.
De manera que la niña bailó durante horas, aprendió los secretos pasos de baile de las pequeñas hadas, hasta que, rendida por el cansancio, se desplomó, sin llegar a ver la primera estrella.
-Algo muy dentro de mí me dice que las pequeñas hadas son las únicas que me pueden ayudar a alcanzar las estrellas –les dijo la niña mirándolas a todas, una por una.
-Si estás realmente decida, debes preservar y seguir adelante -le dijo una de las pequeñas hadas-, sólo tienes que buscar la escalera sin peldaños y ella te conducirá a las estrellas.
La niña reanudó la marcha, subió montañas, bordeó abismos, atravesó desiertos y transitó oscuros caminos indagando por la escalera sin peldaños. Al fin una gaviota la condujo al arco iris y la niña comenzó a escalar, pero avanzaba con mucha lentitud porque continuamente se resbalaba y retrocedía. Al fin llegó arriba y pudo ver las estrellas. Maravillada, estiró su mano para tratar de alcanzarlas, y cogió una estrella fugaz que la haló con tanta fuerza que la arrastró volando hacia el cielo. La niña no supo más hasta el día siguiente cuando, al despertarse en su cama, descubrió un grano de polvo de estrellas que centelleaba sobre la palma de su mano.

Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. (Lucas 6:31)
Que Dios te bendiga.
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14. LA PRUDENCIA

14. LA PRUDENCIA

Una de las cuatros virtudes cardinales, que consiste en discernir y distinguir lo que es bueno o malo, para seguir o huir de ello. Templanza, cautela, moderación, sensatez, buen juicio.
La prudencia es la virtud que nos impide comportarnos de manera ciega e irreflexiva en las múltiples situaciones que debemos sortear en la vida. Una persona prudente se caracteriza por su cautela al actuar, la cual es resultado del alto valor que le da a su propia vida, a la de los demás y en general a todas las cosas que vale la pena proteger.
Es así como nunca se atrevería a poner en riesgo su bienestar o el de sus seres queridos, lo mismo que su salud, su seguridad o su estabilidad.
Las personas prudentes se reconocen también porque saben cuándo hablar y cuándo callar, y cuándo actuar o abstenerse de actuar. Tal sentido de la moderación y el equilibrio es uno de los legados más valiosos que heredamos de los filósofos antiguos, para quienes la prudencia era la más auténtica expresión de la sabiduría natural de la vida.

PARA SER PRUDENTES...
• Evitemos tomar al pie de la letra todo lo que leemos o lo que oímos.
• Tratemos siempre de pensar antes de actuar.
• Seamos discretos. Tomemos como regla el no hablar más de la cuenta en ninguna circunstancia.

LA CAÍDA DEL ÍCARO

Dédalo fue uno de los más ingeniosos y solicitados constructores de la antigua Grecia. A su famoso taller de Atenas acudían los más variados personajes en busca de soluciones para los problemas relacionados con su oficio.
Dédalo encontraba la manera de que su trabajo fuera más productivo, más rápido y menos duro. Durante años no hubo quien lo igualara y su prestigio se extendió por todas las islas griegas.
Un día su hermana Policasta le pidió que admitiera a su hijo Talos como aprendiz en el taller. Dédalo accedió y tomó a Talos bajo su mando. El sobrino de Dédalo pronto se reveló como un inventor genial. Su inteligencia era muy superior a la de Ícaro, lo cual avergonzó mucho al viejo inventor e hizo que sintiera por Talos una gran aversión.
Las cosas empeoraron cuando Talos empezó a superar a su maestro y los atenienses se dieron cuenta de la genialidad de este muchacho de doce años que ya había inventado la sierra para los carpinteros, el torno para los alfareros y muchas cosas más. Enloquecido por la envidia, Dédalo mató a Talos.
Esto fue una gran tragedia para la ciudad de Atenas, Dédalo e Ícaro fueron expulsados de la ciudad y tuvieron que buscar refugio en la isla de Creta, donde el Rey Minos los acogió y puso a Dédalo a trabajar para él.
Su primer gran encargo fue un laberinto para encerrar al minotauro, un monstruo con cuerpo de hombre y cabeza de toro al que Minos le ofrendaba sacrificios. Dédalo construyó un complicadísimo laberinto del que no pudieron escapar ninguna de las víctimas de Minos, hasta que Teseo lo recorrió para salvar a su amada Ariadna y mató al monstruo. Enfurecido por el fracaso de Dédalo, Minos lo mandó a encarcelar junto con su hijo.
En su obsesión por escapar, Dédalo construyó dos pares de alas para él y para Ícaro, de manera que pudieran abandonar la isla por aire. Las alas estaban hechas de plumas sobre un armazón de cera.
El día planeado para la huída Dédalo le pidió a Ícaro que fuera muy prudente, que no volara ni demasiado cerca del sol ni demasiado cerca del mar.
Las alas funcionaron muy bien y padre e hijo lograron escapar de Creta. Pero cuando se encontraban en alta mar, Ícaro, olvidando las recomendaciones de su padre, quiso saber hasta dónde podría elevarse con sus alas y tomó tanta altura que el sol derritió la cera que sostenía las plumas y el imprudente muchacho se precipitó en el mar.
Desconsolado Dédalo comprendió que este era el precio que debía pagar por su soberbia y por sus crímenes.

Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. (Lucas 6:31)
Que Dios te bendiga.
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15. EL RESPETO

15. EL RESPETO

El respeto es la base fundamental para la convivencia sana y pacífica entre los miembros de una sociedad. Para practicarlo es preciso tener una clara noción de los derechos fundamentales de cada persona, entre los que se destaca el derecho a la vida, además de otros tan importantes como el derecho a disfrutar de la libertad, disponer de la pertenencias o proteger la intimidad, por solo citar algunos entre los muchos derechos sin las cuales es imposible vivir con orgullo y dignidad.
El respeto abarca todas las esferas de la vida, empezando por el que nos debemos a nosotros mismos y a todos nuestros semejantes, hasta el que le debemos al medio ambiente, a los seres vivos y a la naturaleza en general, sin olvidar el respeto a las leyes, a las normas sociales, a la memoria de los antepasados y a la patria en que nacemos.

PARA SER RESPETUOSOS...
• Tratemos a los demás con la misma consideración con que nos gustaría ser tratados.
• Valoremos y protejamos todo aquello que nos produzca admiración.

LA MESITA DE LA ABUELA

Una señora que había vivido toda la vida con su marido quedó viuda cuando estaba próxima a cumplir los 80 años. Sus hijos, que desde hacía tiempo se habían independizado y tenían cada uno su propia familia, se reunieron para decidir ¿qué hacer? todos estaban de acuerdo en que no podía dejarla sola, pero ninguno quería llevarla a vivir a su casa. La idea de llevarla a un hogar de ancianos también fue descartada, pues todos alegaron no contar con el dinero suficiente para pagar las mensualidades. Ya estaban a punto de pelearse, cuando intervino la nieta preferida de la señora, una encantadora niñita de cuatro años, hija del menor de los hijos, y dijo que ella quería que la abuelita se fuera a vivir a su casa. Ninguno se atrevió a decir que no, pues la niñita era la adoración de toda la familia, y además la abuela estaba presente cuando la pequeña hizo su ofrecimiento.
De modo que los padres de la niña no tuvieron más remedio que llevarse a vivir a la abuela con ellos. Desde la muerte de su esposo el ánimo de la señora había decaído mucho y su salud había empezado a deteriorarse rápidamente. No veía ni oía bien, y las manos le temblaban continuamente. Su hijo y su nuera no le tenían la más mínima paciencia, y en todo momento la regañaban y la hacían sentir torpe e inútil. Con frecuencia le gritaban, y a veces incluso la tomaban de los hombros y la sacudían, reprochándole sus achaques.
La falta de consideración por la señora llegó a su punto máximo cuando decidieron instalarle una mesita en un rincón del comedor, para no tener que verla temblequeando y dejando caer gotas de sopa o granos de arroz sobre el mantel. Un día, al llegar del trabajo, el padre encontró a su hija tratando de construir algo con sus bloques de madera de juguete. Cuando le preguntó que estaba haciendo, la niña le contestó inocentemente:
Estoy construyendo una mesita para que tú y mamá coman cuando estén viejos.
Al oír a su hija hablar así, al hombre se le encogió el corazón y corrió a contarle a su esposa, con lágrimas en los ojos, lo que la niña acababa de decir.
Desde entonces la abuela volvió a tener un lugar en la mesa, y fue tratada por su hijo y su nuera con el respeto que se merecía.

Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. (Lucas 6:31)
Que Dios te bendiga.
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16. LA RESPONSABILIDAD

16. LA RESPONSABILIDAD

La responsabilidad es la conciencia acerca de las consecuencias que tiene todo lo que hacemos y dejamos de hacer sobre nosotros mismos o sobre los demás. En el campo del estudio o del trabajo, por ejemplo, el que es responsable lleva a cabo sus tareas con diligencia, seriedad y prudencia porque sabe que las cosas deben hacerse bien desde el principio hasta el final y que solo así se saca verdadera enseñanza y provecho de ellas. Un trabajo bien hecho y entregado a tiempo es sinónimo de responsabilidad. La responsabilidad garantiza el cumplimiento de los compromisos adquiridos y genera confianza y tranquilidad entre las personas.
Por el hecho de vivir en sociedad, crecemos y nos desarrollamos sobre la base de objetivos comunes, como la convivencia y el bienestar.
Las libertades de que gozamos van acompañadas de los deberes que, desde niños, vamos asumiendo. Cuando somos responsables logramos algo muy preciado: la confianza en nosotros mismos y la que nos otorgan los demás.

PARA SER RESPONSABLES...........
•Reflexionemos seriamente antes de tomar cualquier decisión que pueda afectar nuestra propia vida o la de otros.
•Asumamos las consecuencias de nuestros actos.
•Respondamos por lo que hacemos, tanto si está bien hecho como si no.
•Reconozcamos los errores que cometemos y mostrémonos dispuestos a repararlos.

LA LIEBRE Y LA TORTUGA

Una liebre se encontró un día con una tortuga que subía lentamente por la falda de una montaña. Al verla, se aproximó a toda velocidad hacia ella y paró en seco en frente suyo.
¡Vaya manera de caminar! ¡Si ni siquiera parece que te movieras! se burló la liebre, con aire de suficiencia.
Yo de ti no me reiría contestó la tortuga, con tranquilidad.
Si quieres apostamos una carrera hasta ese estanque de patos añadió, desafiante.
Estás completamente loca exclamó la liebre, estallando en frenéticas carcajadas. Nunca podrías ganarme.
Y para que todo sea legal, nombraremos al zorro como juez de la carrera propuso la tortuga.
Como quieras contestó la liebre, sin parar de reír. Mandaron a buscar al zorro, que era un experto en esta clase de asuntos. El zorro dispuso todo para la carrera y dio la largada. La liebre arrancó como una exhalación y en pocos segundos se perdió de vista. La tortuga, sin dejarse impresionar, avanzó con su paso natural.
Luego de avanzar un buen tramo y en cuanto divisó la meta en lo alto de la montaña, la liebre dio la carrera por ganada y le restó toda la importancia. Tan segura estaba de ser la triunfadora que se dijo:
Un poco de sueño no me caería mal y se echó a dormir, no sin antes haraganear un rato por ahí.
La tortuga, entre tanto mantuvo firme y constante su paso.
Cuando la liebre despertó y se dispuso a correr hasta la meta, ya la tortuga había llegado y el zorro la declaraba ganadora, en medio de los aplausos de la multitud de animales que se había reunido para ver el final de la carrera.
Te dormiste sobre los laureles le dijo el zorro a la liebre, al verla consternada y todavía sin salir de su asombro.

Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. (Lucas 6:31)
Que Dios te bendiga.
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17. LA SOLIDARIDAD

17. LA SOLIDARIDAD

Cuando dos o más personas se unen y colaboran mutuamente para conseguir un fin común, hablamos de solidaridad.
La solidaridad es un valor de gran trascendencia para el género humano, pues gracias a ella no solo ha alcanzado los más altos grados de civilización y desarrollo tecnológico a lo largo de su historia , sino que ha logrado sobrevivir y salir adelante luego de los más terribles desastres(guerras, pestes, incendios, terremotos, inundaciones, etc.) Es tan grande el poder de la solidaridad, que cuando la ponemos en práctica nos hacemos inmensamente fuertes y podemos asumir sin temor los más grandes desafíos, al tiempo que resistimos con firmeza los embates de la adversidad. La solidaridad, cuando persigue una causa noble y justa(porque los hombres también se pueden unir para hacer daño), cambia el mundo, lo hace mejor, más habitable y más digno.
Una persona sola tiene mas dificultades para enfrentar la vida que dos o tres que se ayudan entre sí.
Aprendiendo a compartir, ayudándose mutuamente, los hombres superan obstáculos y resuelven problemas.
Las personas solidarias están siempre dispuestas a tender la mano a quienes lo necesiten.
Es lindo oír: "Yo te presto si te falta algo"; te ayudo si me necesitas"; comparto tus penas...".
Porque la solidaridad es todo eso, es lo contrario del egoísmo. El egoísta sólo piensa en sí mismo.

PARA SER SOLIDARIOS...
•Reflexionemos sobre la situación de todos aquellos menos favorecidos que nosotros y no cerremos los ojos frente a sus problemas y necesidades
•Si hay una causa en la que creemos y sabemos que podemos colaborar, no vacilemos en hacerlo.

LOS HIJOS DEL LABRADOR

Los dos hijos de un labrador no hacían más que pelearse. Reñían por cosas sin importancia, como a quién le correspondía el turno de manejar el arado, cuál era más rápido para limpiar los surcos, quién era el mejor montando a caballo, etc. cada vez que discutían dejaban de hablarse, y eran tan tercos y orgullosos que se negaban a cumplir sus deberes con tal de demostrarse entre sí lo necesarios e imprescindibles que eran. El resultado de estas frecuentes luchas era que la hacienda se quedaba sin quien la trabajara y cuidara de ella, con el gran riesgo que esto suponía.
Para ponerle fin a esta situación, el labrador, que era un hombre inteligente y sabía que sus hijos no atendían a discursos, decidió darles una buena lección.
Vayan al potrero que queda cerca del bosque, recojan todos los leños que encuentren y tráiganlos aquí, les ordenó. Los muchachos obedecieron a regañadientes, y una vez en el potrero empezaron a competir para ver quién recogía más leños, lo que dio lugar a otro enfado.
Cuando estuvieron ante su padre, este les dijo:
Junten todos los leños y amárrenlos fuertemente con esta cuerda.
Los muchachos hicieron los que su padre les pidió.
Veamos ahora quién es el más fuerte de los dos. Traten de partir este haz de leña.
Los hijos del labrador se dedicaron a ello con feroz empeño, poniendo los pies sobre el haz y jalando con todas sus fuerzas, primero por turnos y luego los dos juntos, y no pudieron partirlo por más que lo intentaron.
Derrotados, le declararon a su padre que esto era imposible.
Desaten el haz y traten ahora de partir los leños uno por uno les pidió.
No les costó mucho trabajo cumplir esta orden. A los pocos minutos todos los leños estaban partidos.
Lo mismo que les acababa de pasar a estos débiles leños le puede pasar a cualquiera de nosotros si nos separamos. La discordia no conviene cuando se trabaja por una misma causa. Si nos unimos en cambio, seremos muy fuertes y resistentes y nadie podrá hacernos daño con facilidad sentenció el labrador, con una sonrisa de satisfacción en los labios.

Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. (Lucas 6:31)
Que Dios te bendiga.
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18. LA TOLERANCIA

18. LA TOLERANCIA

La tolerancia es la expresión más clara del respeto por los demás, y como tal es un valor fundamental para la convivencia pacífica entre las personas. Tiene que ver con el reconocimiento de los otros como seres humanos, con derecho de ser aceptados en su individualidad y su diferencia. El que es tolerante sabe que si alguien es de una raza distinta de la suya o proviene de otro país, otra cultura, otra clase social, o piensa distinto de él no por ello es rival o enemigo.
Cuando se presentan conflictos, las personas tolerantes no acuden a la violencia para solucionarlos, porque saben que la violencia engendra más violencia. Prefieren dialogar con sus oponentes y buscar puntos de acuerdo. Sin embargo, debemos ser tolerantes pero pasivos. Hay situaciones frente a las cuales nuestro deber, lejos de quedarnos callados, es protestar con energía.

PARA SER TOLERANTES...
•Pongámonos en el lugar de los otros para tratar de entender sus problemas y su manera de actuar.
•Escuchemos sin interrumpir y demos a los demás la oportunidad de expresarse.
•Veamos en la diversidad de razas y culturas una señal de la riqueza y amplitud del mundo, en lugar de motivos de confianza.

LA RANA Y LA SERPIENTE

Un bebé rana saltaba por el campo, feliz de haber dejado de ser renacuajo, cuando se encontró con un ser muy raro que se arrastraba por el piso. Al principio se asustó mucho, pues jamás en su corta vida había visto un gusano tan largo y tan gordo.
Además, el ruido que hacía al meter y sacar la lengua de su boca era como para ponerle la piel de gallina a cualquier rana.
Se trataba en verdad de un bicho raro, pero tenía, eso sí, los colores más hermosos que el bebé rana había visto jamás. Este vistoso colorido alegró inmensamente al bebé rana y le hizo abandonar de un momento a otro sus temores. Fue así como se acercó y le habló. ¡Hola! dijo el bebé rana, con el tono de voz natural y selvática que encontró. ¿Quién eres tú?¿qué haces arrastrándote por el piso?
Soy un bebé serpiente contestó el ser, con una voz llena de silbidos, como el aire se le escapara sin control por entre los dientes. Las serpientes caminamos así. Quieres que te enseñe.
¡Sí, si! exclamó el bebé rana, impulsándose hacia arriba con sus dos larguísimas patas traseras, en señal de alegría.
El bebé serpiente le dio entonces unas cuantas clases del secreto arte de arrastrarse por el piso, en el que ninguna rana se había aventurado hasta entonces. luego de un par de horas de intentos fallidos, en los que el bebé rana tragó tierra por montones y terminó con la cabeza clavada en el suelo y sus largas patas agitándose en el aire, pudo por fin avanzar algunos metros, aunque de forma bastante cómica.
Ahora quiero enseñarte a saltar. ¿Te gustaría? le preguntó el bebé rana a su nuevo amigo.
¡Encantado! repuso el bebé serpiente, haciendo remolinos en suelo, de la emoción.
Para el bebé serpiente fue tan difícil aprender a saltar como para el bebé rana aprender a arrastrarse por el piso. Fueron precisas más de dos horas para que el bebé serpiente pudiera despegar del suelo por completo su larguísimo cuerpo. Al fin lo logró, se veía tan gracioso cuando se elevaba y chapoteaba tan fuertemente entre el barro después de cada salto, que los dos amigos no podían menos que reírse a carcajadas. Así pasaron toda la mañana, divirtiéndose y burlándose amistosamente el uno del otro. Y hubieran seguido todo el día si sus respectivos estómagos no hubieran empezado a crujir, recordándoles que era hora de comer.
Al llegar a la casa el bebé rana le dijo a su mamá mira lo que aprendí a hacer. Y de inmediato se puso a arrastrarse por el piso, orgulloso de lo que había aprendido.
¿Quién te enseñó a hacer eso? gritó la mamá rana furiosa, un bebé serpiente de colores que conocí esta mañana contestó el bebé rana.
¿No sabes que la familia serpiente y la familia rana somos enemigas? siguió tronando mamá rana. Te prohíbo terminantemente que te vuelvas a ver con ese bebé serpiente.
¿Por qué?, porque las serpientes no nos gustan, y punto. Son venenosas y malvadas. Además, nos tienen odio.
Pero si el bebé serpiente no me odia. Él es mi amigo replicó el bebé rana, con lágrimas en los ojos.
Cuando el bebé serpiente llegó a su casa le ocurrió algo similar.
¿Quién te enseño a saltar de esa manera tan ridícula? le preguntó su mamá, parándose en la cola de rabia. Un bebé rana graciosísimo que conocí esta mañana. ¡Las ranas y las serpientes no pueden andar juntas!¡qué vergüenza!¡la próxima vez que te encuentres con ese bebé rana, mátalo y cómetelo!
¿Por qué? preguntó el bebé serpiente.
Porque las serpientes siempre han matado y se han comido a las ranas. Así ha sido y tiene que seguir siendo siempre.
Al día siguiente, a la hora de la cita, el bebé rana y el bebé serpiente no se saludaron. Se mantuvieron alejados el uno del otro, mirándose con desconfianza y recelo, aunque con una profunda tristeza en el corazón.

Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. (Lucas 6:31)
Que Dios te bendiga.
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viernes, 26 de septiembre de 2008

LOS VALORES MORALES

LOS VALORES MORALES

Sobre la pregunta «¿qué son los valores?» se ha escrito y polemizado hasta el infinito, pero creo que la respuesta más sencilla y adecuada es:
«Los valores son cualidades de las acciones, de las personas, de las cosas, que las hacen atractivas».
Cuando una acción o una persona o una institución tiene un valor positivo, es atractiva; cuando tiene un valor negativo, es repugnante.
Sin entrar todavía en el contenido del valor justicia, por ejemplo, podemos decir que cuando alguien dice de una institución que es justa, la está haciendo atractiva, y cuando dice que es injusta, la está haciendo repelente además de ilegítima.
Cuando hablamos de los valores y una ética: justicia, lealtad, libertad, sabemos de entrada qué queremos decir con cada uno de ellos y que no es lo mismo hablar de la justicia que hablar de la elegancia, que son dos valores pero con un contenido distinto. Y sabemos que nos referimos a algo atractivo, algo cuyo contrario repele.
Los valores son, por tanto, cualidades de las cosas, de las acciones, de las personas, que nos atraen porque nos ayudan a hacer un mundo habitable.
Nuestro mundo puede convertirse en un mundo sin hogar, en el que las gentes estemos pero no nos encontremos como en casa, al que le falten ventanas, al que le falte confort y al que le falte habitabilidad.
Es en este sentido en el que creo que el mundo en el que estamos viviendo no reúne las condiciones de habitabilidad que debería de reunir cuando tal cantidad de gente se está muriendo de hambre y cuando la violencia es ya una forma de vida.
Los valores ayudan a acondicionar el mundo y a hacerlo habitable.
La justicia, La libertad, La belleza, hacen a nuestro mundo habitable y humano, hacen de él un mundo en el que merece la pena vivir y en el que el suicidio resulta un sin sentido, porque es penoso marcharse.
Los valores hacen de nuestro mundo un hogar y son atractivos. Lo contrario es repelente. Por eso los valores valen por sí mismos.

Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. (Lucas 6:31)
Que Dios te bendiga.
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1. LA AMISTAD

1. LA AMISTAD

La amistad es una de las más nobles y desinteresadas formas de afecto que una persona puede sentir por otra. Los que son amigos se quieren y se aceptan sin condiciones, tal como son, sin que esto quiera decir que son cómplices en todo o que se encubran mutuamente sus fallas. Incapaces de engañarse unos a otros, suelen ser extremadamente sinceros y decirse las cosas tal como las ven o las sienten.
La amistad es un sentimiento y una forma de relacionarnos con algunas personas que hace a la vida más linda. Una alegría que compartimos con un amigo se vuelve más grande; y una pena, cuando se la contamos a alguien en quién creemos que es nuestro amigo.

PARA SER AMIGOS...
•Asegurémonos de que el afecto que sentimos por las personas que elegimos como amigas es sincero y no está marcado por el interés de conseguir un beneficio de tipo económico, social, laboral, académico, etc.
•Hablémosles con franqueza, tratemos de hacerles ver sus errores o engaños, advirtámosles sobre las cosas que nos les convienen, todo con gran honradez y sin forzarlos a hacernos caso.
•Acordémonos siempre de ellos, sin importar la distancia que los separa de nosotros o el tiempo transcurrido desde la última vez que los vimos.
Jesús nos dijo:
14 Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando.
15 Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre os las he dado a conocer. (Juan 15:14 - 15)

AMIGOS DE VERDAD

Tobías y José fueron siempre muy buenos amigos. Desde que se conocieron en el colegio nunca dejaron de verse ni de hablarse, a pesar de que estaban en cursos diferentes y jugaron muchas veces en equipos de fútbol rivales. Sus gustos en cuestiones de cine, libros e historietas tampoco eran los mismos, pero esto, en lugar de enfadarlos, era motivo de diversión y de burlas cordiales.
Al llegar al bachillerato fueron a estudiar a colegios distintos, pero esto no dañó el afecto que se tenían, ni hizo que se distanciaran.
Al contrario, seguían jugando al béisbol, su nueva afición todos los fines de semana y bailando en las discotecas del barrio con sus lindas y simpáticas novias.
Una noche José se despertó sobresaltado, saltó de la cama precipitadamente y corrió hasta la casa de Tobías, que vivía muy cerca. Al llegar hizo un gran ruido y despertó a todos.
Casi al instante bajó Tobías en pijama, con su alcancía en una mano y el bate de béisbol en la otra.
¿Qué te pasó? ¿Alguien te viene persiguiendo? ¿Te metiste en líos y necesitas plata? ¡Estoy preparado para lo que sea! le dijo con decisión, aunque sin poder disimular su angustia.
No es nada de eso contestó José es sólo que tuve una pesadilla, soñé que unos ladrones habían entrado en tu casa y uno de ellos iba para tu cuarto con un cuchillo en la mano. Así que vine a ver si estabas bien.
¡Pues claro que estoy bien! ¿No me ves? le dijo Tobías, todavía bastante alterado y nervioso.
La verdad es que te ves muy gracioso con ese bate y esa alcancía.
Pareces un loco de atar.
En cuanto se repusieron de sus respectivos sustos, los dos amigos se echaron a reír y se dieron un gran abrazo.

Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. (Lucas 6:31)
Que Dios te bendiga.
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2. LA BONDAD

2. LA BONDAD

La bondad es la disposición permanente a hacer el bien, de manera amable, generosa y firme. Las personas bondadosas sienten un gran respeto por sus semejantes y se preocupan por su bienestar. Si alguien no esta en buena situación y necesita ayuda, el bondadoso no duda en ofrecérsela, y lo hace sin ofender, amorosamente y poniendo un gran interés en ello.
Ser bueno, no quiere decir ser blando, sumiso, ingenuo o sin carácter, como a veces se cree. Al contrario, los buenos se distinguen por su fuerte personalidad, la cual se traduce en inagotables dosis de energía y optimismo, y se refleja en su cálida sonrisa y los sentimientos de confianza, cariño y respeto que infunden a su alrededor.

PARA SER BUENOS...
• Mantengamos una actitud amable, abierta y generosa a los demás.
• Abriguemos compasión hacia las personas que sufren.
• Mostrémonos siempre dispuestos ayudar al que lo necesite.

LA LIMOSNA DEL NIÑO
En las montañas del Tibet, un grupo de niños se dedicaba a jugar en un puente cercano al pueblo en que vivían. Todos habían llevado consigo sus loncheras, menos el más pequeño, que había salido corriendo feliz detrás de los otros sin dejar que su madre pudiera alcanzarlo para darle la suya.
Mientras los otros niños hacían cometas, barriletes y figuras de animales en papel, el pequeño amasaba unos simpáticos pastelitos de barro.
A media mañana sintieron hambre y cada uno se acordó de su lonchera. Cuando se disponían a comer, oyeron un ruido de algo que golpeaba contra las piedras del puente. Asustados, voltearon a ver de qué se trataba y observaron la figura de un ser enorme y muy grueso que se acercaba tanteando el piso con un palo. Los más nerviosos pensando que se trataba de un malvado ogro de las montañas, corrieron y se escondieron debajo del puente. Los demás se quedaron esperando a ver qué pasaba, paralizados por una extraña emoción, mezcla de miedo y curiosidad. Entre ellos estaba el niño de los pastelitos de barro.
Luego de unos eternos segundos de tensión, el misterio se aclaró. El temible ogro resultó ser un pobre hombre ciego y hambriento que llevaba un día y una noche perdida en los solitarios y escarpados cerros que rodeaban el pueblo, según les contó a los niños que se atrevieron a acercársele.
Los niños, también eran muy pobres, sintieron compasión por el hombre y separaron una parte de sus loncheras para dársela. Sólo el pequeño no tenía nada que darle. «yo también le daré de comer» gritó, lleno de alegría. «pero si tú no tienes nada» le contestaron los otros niños, mientras le entregaban un bocado de sus respectivas meriendas al ciego.
Sin hacer caso, el niño esperó su turno y, con una radiante sonrisa, puso en manos del mendigo uno de sus pastelitos de barro. Cuando el ciego abrió la mano, el pastelito se había transformado en una reluciente moneda de oro.

Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. (Lucas 6:31)
Que Dios te bendiga.
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