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jueves, 2 de octubre de 2008

PULCRITUD O CUIDADO PERSONAL

PULCRITUD O CUIDADO PERSONAL

El valor de la pulcritud es la práctica habitual de la limpieza, la higiene y el orden en nuestras personas, nuestros espacios y nuestras cosas.
Todos los días, dejamos ver a los demás parte de nuestra personalidad y costumbres a través de nuestro arreglo personal, el esmero para trabajar, el cuidado al utilizar las cosas y en general, por la limpieza que procuramos mantener en nuestra vivienda y lugar de trabajo.
En algunos momentos de nuestra vida nos preocupamos por dejar una buena impresión en las personas: elegimos con cuidado nuestro atuendo, peinamos nuestro cabello al detalle, acomodamos el interior de nuestro portafolios... y esto lo hacemos cuando vamos a solicitar un empleo, asistir a una reunión de negocios, o cualquier otro acontecimiento que consideramos importante para nuestra vida.
Desafortunadamente muchas veces esa primera impresión positiva dura poco tiempo, pasan los días y comienza a notarse cierto descuido en nuestra forma de vestir, en nuestros cajones, nuestras pertenencias... ¿Por qué sucede esto? Sencillamente porque no estamos acostumbrados a vivir con orden y someternos –al menos personalmente- a una disciplina que nos obligue a cambiar nuestros hábitos.
Efectivamente, orden, disciplina, perseverancia y congruencia, son valores que se complementan con el ejercicio de la pulcritud, porque dejamos de presentar una personalidad ficticia y de apariencias, para convertirlo en un modo de vida que demuestra educación, cultura y buenos modales.
Posiblemente lo primero que pasa por nuestra mente acerca de este valor es el arreglo personal: ropa limpia y sin arrugas, el afeitarse, la selección del maquillaje y zapatos bien lustrados, en una palabra: perfectamente aseados. Y todos son elementos tan obvios que parece redundante hablar de ellos. Lo cierto es que a nadie le gusta presentarse sucio y descuidado en público.
También las extravagancias en nuestra presentación personal denotan poca seriedad y carácter; aquí no es cuestión de edad sino de madurez para darse cuenta que el buen vestir es una costumbre de siempre.
Bueno sería que sólo tuviéramos que preocuparnos de nuestro atuendo, pero por nuestras actividades utilizamos cosas y ocupamos determinados lugares, ¿cómo lucen? Dicen que para conocer como es una persona basta con revisar sus cajones... y es muy cierto.
La pulcritud debe procurarse en la oficina, el orden de las cosas, sacudir el polvo del escritorio y los objetos, periódicamente hacer una limpia de nuestro cajones, evitar comer en nuestra área de trabajo, acomodar libros y archivero; es cierto, son muchas cosas, pero cada pedazo de papel fuera de su lugar habla de nuestros hábitos. Ese mismo cuidado se refleja en los documentos que elaboramos y entregamos, el contenido puede ser extraordinario, pero una pequeña mancha o una pésima distribución restan mérito a nuestro trabajo..
Comúnmente pensamos que todo pasa desapercibido y con una "arregladita" podemos cubrir nuestro desorden habitual, pero no es así. Existe diferencia entre una casa cuyo aseo es cotidiano y otra donde se hace cada vez que hay visita, tal vez el polvo en los marcos de los cuadros o debajo de los adornos... pero no hace falta penetrar en la intimidad de cualquier hogar para darse cuenta. Lo cierto, es que se nota.
En esta misma línea puede encontrarse nuestro automóvil, como es de uso personal y normalmente nadie nos acompaña –además de nuestra familia-, muchas veces es un verdadero basurero, no sólo por lo que hay tirado, sino por el olor. ¡Qué pena llevar a otra persona! Por eso es importante formarnos buenos hábitos, para no estar ofreciendo disculpas y sufrir penas innecesarias.
Todo lo que pasa por nuestras manos denota el cuidado que tenemos en su uso, agenda, apuntes, bolsillos y hasta las uñas. ¿Parece exageración vivir este valor? De ninguna manera, en las relaciones humanas nuestra personalidad tiene un sello distintivo, lo deseable es que sea positivo, sinónimo de limpieza, buena presencia y cuidado de las cosas.
Para vivir con mayor atención el valor de la pulcritud puedes considerar como importante:
· De tu aspecto personal: para los varones el afeitarse debidamente o recortarse barba y bigote diariamente; para las damas, la selección y cantidad de maquillaje; para todos, el corte de cabello, peinarse debidamente y evitar el exceso en el uso del fijador, las uñas recortadas y limpias, así como la higiene bucal.
· Si tu piel o ropa se mancha con algún líquido (tinta, grasa, pintura, polvo), procura lavarte inmediatamente y eliminar todo residuo, pues no siempre se piensa que es consecuencia de una actividad en concreto. Si es necesario, cámbiate de ropa.
· Cuida que tus prendas no tengan arrugas al salir de casa, evita los pequeñas manchas de comida, polvo, pelusa, falta de botones y el lustre para el calzado. Revisa los bolsillos de tu ropa antes de su lavado, este pequeño detalle te evitará disgustos y prendas desechadas a destiempo.
· Procura comer en el lugar adecuado, (nunca en la oficina, habitación de dormir o el auto).
Limpia periódicamente tus efectos personales y equipo que utilices en casa y lugar de trabajo; coloca todo su lugar y en correcta distribución. No olvides el uso de pequeños cestos bolsas para basura. Todo esto te ayudará, por consiguiente, a ser más ordenado.
· Asegúrate que tienes un lugar para cada cosa, y que cada cosa esté en su lugar, tanto en tu habitación como en tu oficina.
· Haz una lista de los detalles que tienes que mejorar, dedica especial atención a dos de ellos por semana hasta que consigas formarte el hábito. Con este ejercicio lograrás ser más observador y detectarás a tiempo otros puntos de mejora.
· Toda persona que se esmera en su presentación personal, el cuidado de sus cosas y lugares donde usualmente asiste así como las cosas que ordinariamente usa, crea un ambiente con la armonía que da el orden y la limpieza, provocando una respuesta positiva en quienes le rodean.

El vivir el valor de la pulcritud nos abre las puertas, nos permite ser más ordenados y brinda en quienes nos rodean una sensación de bienestar, pero sobre todo, de buen ejemplo.

Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. (Lucas 6:31)
Que Dios te bendiga.
ayudaysuperacion@gmail.com

LOS VALORES HUMANOS EN LA VIDA COTIDIANA

LOS VALORES HUMANOS EN LA VIDA COTIDIANA

Debe llegar una época en la historia de la especie humana en que un número tan grande de personas habrá despertado a los valores y soluciones espirituales más elevadas, que las antiguas actitudes y actividades se habrán vuelto para siempre imposibles a gran escala.
Ciertamente el objetivo del nuevo orden mundial es que cada nación, grande o pequeña (en las cuales las minorías tengan derechos iguales y proporcionales) deberá proseguir su propio desarrollo cultural y trabajar en su salvación. Cada una de ellas y todas juntas deberán comprender que son parte orgánica de un todo constituido y contribuir de forma desinteresada a este todo. Esta comprensión ya está presente en el corazón de innumerables personas del mundo; esto acarrea una gran responsabilidad. Si esto se desarrolla inteligentemente y se maneja sabiamente, llevará a relaciones humanas correctas, a la estabilidad económica, basada en el espíritu de reparto y a una nueva orientación de individuo a individuo, de nación a nación y de todos hacia la potencia suprema a la que damos el nombre de Dios.
Practicadas en términos nacionales, estas realizaciones eliminan el conflicto y la competición en los diversos aspectos de la sociedad. Si cada grupo lucha para él mismo y su propio interés, no puede haber "armonía social", tranquilidad, seguridad y unidad, ni libertad o bienestar.
El valor humano fundamental necesario hoy en día para una vida mejor en la sociedad en la que vivimos, es la utilización simple y práctica de la energía de buena voluntad. La Buena Voluntad es una actitud mental inclusiva y cooperativa, es "amor en acción", fusiona el corazón y la mente en una condición de sabiduría y de inteligencia creadora, estimula la justicia y la integridad de aquellos que tienen influencia y autoridad. Es realmente la piedra angular de la sociedad humana que responde a los valores de la nueva era.
Sostengamos por medio del pensamiento y la acción a aquellos que actúan con buena voluntad en nombre del "bien general para todos los pueblos".

VALORES EN LA OFICINA
Crear un ambiente de armonía, colaboración y de gran calidad humana, es el objetivo a alcanzar en todo centro de trabajo.

La práctica de los valores necesariamente mejora las relaciones laborales, forja amistades, incrementa el espíritu de servicio y alienta un ambiente de lealtad y solidaridad en la oficina y centro de trabajo.
No hace falta profundizar demasiado sobre las consecuencias de la falta de valores en una oficina, basta mencionar la falta de cooperación, los comentarios negativos y murmuraciones, el fastidio que provoca asistir un día más a trabajar, el nulo interés por hacer bien las cosas o el poco respeto que se vive entre todos.
Existen muchos lugares dónde las normas y políticas impulsan al personal a comportarse adecuadamente, pero en muchos otros no es así, en cualquier caso, crear un ambiente con calidad humana depende de la intención y las actitudes individuales.
Para vivir los valores en la oficina y por ende ser más productivos y crecer individualmente, podemos considerar como importante llevar a la práctica los siguientes valores:

• DOCILIDAD
Es necesario reconocer que existen personas con más experiencia o práctica en el trabajo, lo cual nos enriquece y contribuye a mejorar nuestro desempeño. Aprende a escuchar consejos y seguir indicaciones. Déjate ayudar. Cuando no estés de acuerdo en algo actúa con inteligencia, reflexiona sobre el punto y después expresa tus comentarios en el momento y a la persona adecuada. Esto te ayudará a ser más sencillo y participativo logrando un verdadero trabajo en equipo.

• ORDEN
Planea tu día anotando tus citas y los pendientes a resolver; ordena tu escritorio, documentos, archivero y equipo de trabajo, un lugar desordenado siempre provoca pereza. Si hace falta, haz un horario de actividades y síguelo al pie de la letra; no te preocupes si al principio no lo vives bien y sientes que el tiempo no te alcanza, es la falta de hábito.

• LABORIOSIDAD
El punto clave para ser más eficientes es comenzar a trabajar inmediatamente, sin perder el tiempo pensando cual es la tarea más fácil o agradable de realizar; tu sabes cuales son las más importantes y necesarias aunque no te gusten. Procura tener al alcance todo lo necesario para iniciar cada labor, evitando interrupciones que te obligan a permanecer poco tiempo en tu lugar. Ayuda mucho no perder el tiempo en el café o platicar sobre asuntos que no conciernen a la actividad laboral.• RESPONSABILIDAD
Este valor se vive mejor cuando somos puntuales en el horario de oficina y la asistencia oportuna a las citas y eventos propios de nuestra actividad; entregar nuestro trabajo a tiempo, corregido y perfectamente presentado.

• RESPETO
El respeto se entiende mejor cuando procuramos tratar a los demás de la manera en que deseamos ser atendidos, saludar a los demás, emplear un vocabulario adecuado, pedir las cosas amablemente, dejar el sanitario en perfectas condiciones después de usarlo y evitar inmiscuirse en la vida privada de los demás, es la forma más sencilla de vivir este valor en la oficina.
Es de suma importancia evitar un ambiente dónde se murmura y crítica a espaldas de los interesados, respecto a su trabajo o la vida personal, costumbres y modo de vestir. Si no se puede decir algo positivo, lo mejor es callar. ¿Puedes imaginar lo que dicen de tu persona?

• DECENCIA
Se debe evitar a toda costa la coquetería con los compañeros del sexo opuesto, sobre todo si existe un vinculo matrimonial. Las buenas relaciones nunca deben dar lugar a comentarios que hagan dudar de tu prestigio personal. Cuidar la forma de vestir y las posturas provocativas. La atención y el trato que debemos a los demás, jamás deben confundirse con caricias o familiarismos que no corresponden al lugar ni a la relación profesional que impera.

• SERVICIO
La convivencia se hace más agradable cuando existe la ayuda mutua: adelantarse a servir el café, colaborar en el trabajo de los demás, ofrecerse a buscar unos documentos, ceder un lugar a la hora de la reunión o limpiar un desperfecto en las áreas comunes, son pequeñas acciones que todos agradecemos.
Lo más difícil es pasar de la teoría a la práctica, del entusiasmo al esfuerzo continuo, pero sobre todo, reconocer que en todo lugar y en medio de nuestras actividades cotidianas, existe la oportunidad de vivir los valores de manera natural.
En verdad existen oficinas donde se respira armonía y tranquilidad, pero siempre se cuenta con el empeño individual por hacer del trabajo un lugar agradable. Las buenas costumbres y atenciones a todos nos agradan y basta que una persona viva los valores para comenzar a contagiar a los demás y dar ejemplo, esa es la clave de la buena convivencia y de las relaciones perdurables.

Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. (Lucas 6:31)
Que Dios te bendiga.
ayudaysuperacion@gmail.com

VALORES PARA PROFESORES

VALORES PARA PROFESORES

Los valores que ayudan a todo educador a superarse personal y profesionalmente, para convertir el aula en una verdadera escuela de valores.
Una de las actividades humanas con mayor trascendencia e impacto en la sociedad es, sin lugar a dudas, la labor docente. Por esto, es importante considerar que toda persona con las funciones de un profesor, tiene una responsabilidad que va más allá de transmitir únicamente conocimientos.
El maestro o instructor que ha logrado influir positivamente en las personas bajo su tutela -sin importar la edad de los alumnos o el área de desempeño-, seguramente debe el éxito de su trabajo, a la calidad humana que vive y hace vivir dentro y fuera del aula; desgraciadamente, el amplio bagaje cultural y de conocimientos muchas veces es insuficiente para realizar una labor educativa eficaz.
Objetivamente hablando, el profesor se encuentra en un escaparate donde su auditorio está atento al más mínimo detalle de su personalidad, por lo cual, tiene una inmejorable posición para lograr un cambio favorable en la vida de los demás.
Además de la elocuencia, el grado de especialización y el manejo de las herramientas didácticas, todo educador debe considerar como indispensable vivir los siguientes valores:

• LA SUPERACIÓN
Posiblemente una de las palabras que más se utilizan en un centro educativo, es precisamente el superarse, y cada vez que un profesor dedica parte de su tiempo para lograr este cometido, todo su esfuerzo se traduce en acciones concretas, por ejemplo, aprende e implementa nuevas técnicas de enseñanza o utiliza el propio ingenio para el mismo fin; comenta temas de actualidad relacionados con su materia; comparte experiencias personales; sugiere y ofrece puntos de vista respecto a las lecturas, películas, espectáculos; posee conocimientos de historia y cultura general; busca relacionarse con las nuevas tecnologías: internet, e-mail y el chat para orientar sobre sus riesgos y beneficios... podría decirse que en su clase siempre hay algo nuevo que comentar.
El aspecto humano es un factor que no debe descuidarse, al menos deben tenerse nociones básicas de la filosofía del hombre, ética, relaciones humanas, etapas físicas y psicológicas en el desarrollo de los seres humanos, caracterología, etc. como herramientas indispensables.
La superación comprende el esfuerzo personal por mejorar en hábitos y costumbres, en otras palabras: conocer y vivir los valores humanos.

• LA EMPATÍA
Aunque la vocación para enseñar supone un genuino interés por los demás, son acciones concretas las que permiten vivir mejor este valor:
Se demuestra empatía al prestar la misma atención a todos los alumnos, exista o no afinidad; dedicando un par de minutos a charlar individualmente con cada uno de los discípulos, para conocer mejor el motivo de su inquietud, desgano, indiferencia o bajo rendimiento; ofrecer la ayuda, medios o herramientas necesarias para mejorar su desempeño, calidad humana o integración al grupo.
Por otra parte, las muestras de empatía pueden ser tan simples como sonreír, felicitar por el esfuerzo continuo o un trabajo bien realizado; con palabras de aliento para quien tiene mayores dificultades; reforzando las actitudes positivas; poner al corriente a quien estuvo enfermo, implementando las estrategias y elementos necesarios para lograr un mejor aprendizaje.
Lo mismo sucede al corregir con serenidad y comprensión, y en la medida de lo posible, sin poner en evidencia delante de los demás; controlando la impaciencia, el enojo y hasta el mal humor provocado por circunstancias ajenas y personales.
La empatía exige un esfuerzo cotidiano por superar el propio estado de ánimo, la poca afinidad con determinadas personas, las preocupaciones, el cansancio y otros tantos inconvenientes que afectan a los seres humanos. Por tanto, este valor permite hacer un trabajo con mejor calidad profesional y humana al mismo tiempo.

• LA COHERENCIA
Todo profesor representa autoridad, disciplina, orden, dedicación y verdadero interés por las personas, y partiendo de esta base, el ser coherente supone trasladar a la vida personal las mismas actitudes que se exigen en el salón de clase.
Por ejemplo, es fácil pedir que los alumnos cumplan con sus trabajos a tiempo, completos, en orden y con pulcritud, pero esto exige revisar, corregir, hacer observaciones por escrito y entregar resultados con la misma puntualidad solicitada.
Lo mismo sucede con el vocabulario, las posturas, el arreglo personal, hábitos de higiene y la relación personal que se vive con los demás: amable, respetuosa, comprensiva... La actitud que toman los alumnos a la hora de clase, muchas veces es el reflejo de la personalidad del profesor; si se desea que maduren, sean responsables y educados, el ejemplo es fundamental.
De igual forma, ser coherentes comprende el cumplir con las normas establecidas por la institución: planeación, elaboración de material, seguimiento de un programa, cubrir objetivos según el calendario, participar en las actividades extraescolares, etc.
Recordemos que para exigir a los demás, es indispensable tener disciplina en la vida personal y profesional.

• LA SENCILLEZ
Posiblemente uno de los valores que mejor decora y ennoblece el trabajo de un educador es la sencillez, porque permite reconocer en su labor una oportunidad de servicio y no una posición de privilegio para tener autoridad o un estupendo escenario para hacer gala de conocimientos.
Las circunstancias ponen al profesor delante de personas que necesitan de su intervención, pero la soberbia y el egocentrismo dificultan la comunicación y el correcto aprovechamiento. Lo mejor es impartir la cátedra con la intención de aplicar toda la experiencia, conocimientos y recursos buscando un mejor aprendizaje.
Conviene aceptar que el conocimiento propio tiene un límite y se vive en constante actualización; es muy significativo y otorga mucho prestigio, reconocer que algún aspecto del tema se desconoce, pedir oportunidad para investigar y tratar el asunto en una sesión posterior. Es preferible esto, a ser sorprendido mintiendo.
En este mismo renglón, conviene encontrar en las críticas una oportunidad para mejorar personalmente, así como aceptar los errores personales, rectificar y pedir disculpas, si es el caso.
La sencillez también se manifiesta al compartir con otros profesores la experiencia docente, dando consejos y sugerencias que faciliten a los demás su labor. De la misma manera, la docilidad con que se sigan las indicaciones institucionales, la apertura a nuevos procedimientos o la colaboración en cualquiera de las actividades, son rasgos significativos de apertura y disponibilidad.

• LA LEALTAD
Desafortunadamente la falta de lealtad es una situación que se vive en todos los ámbitos sociales: murmuración, crítica, difamación y falta de honestidad.
Ser leal a una institución significa una completa adhesión a sus normativas, respeto por los directivos y trabajo en equipo con los colegas. Por supuesto que no siempre se estará de acuerdo con todo, pero habrá que distinguir la fuente de inconformidad para actuar acertadamente: si personalmente incomoda u objetivamente es un caso que requiere mayor estudio.
Lo primero y fundamental es manifestar las inquietudes con las personas adecuadas. Falta a la lealtad quien desahoga críticas e inconformidades a espaldas de los directivos con los compañeros, los amigos, padres de familia e incluso con los alumnos. Sea en forma individual o en conjunto con otras personas, estas actitudes son totalmente incorrectas.
Es obligación guardar toda confidencia respecto a las políticas y estrategias; movimientos del personal; decisiones directivas; situaciones personales de maestros y alumnos, a menos que afecten considerablemente la imagen y prestigio de la institución. No está de más recalcar que todo, absolutamente todo, debe consultarse con las personas indicadas para resolver cualquier género de circunstancias.

• LA ALEGRÍA
Tal vez una de las figuras más atractivas es la del profesor entusiasta, siempre con una sonrisa dibujada, optimista, emprendedor; quien difícilmente se enoja, pero a la vez es estricto y exigente; disponible al diálogo; bromista pero respetuoso; capaz de comprender y dar un buen consejo...
Esta personalidad no es extraña ni ajena, pero a nadie se le ocurre pensar si tiene problemas, carencias o dificultades personales, mucho menos, preguntarse cual es la fuente de su alegría y serenidad.
Para lograr vivir este valor hace falta esfuerzo y madurez, es decir, dejar los problemas personales para el momento y lugar oportuno, nunca para desquitarse en el aula; concentrar toda la atención en lo que se hace: preparación, elaboración, exposición y conducción de la clase; buscar como ayudar a los demás a solucionar los problemas propios del aprendizaje; planear actividades diferentes: recorrido cultural, película, asistir a un evento, etc., o dedicar unos momentos a charlar con los colegas.
Si observamos con cuidado, la alegría proviene de una actitud de servicio, otorgando el tiempo necesario y los propios conocimientos para el beneficio ajeno. La satisfacción de cumplir con el deber siempre tendrá sus frutos, muchas veces sin aplausos, pero si con las muestras de aprecio, el agradecimiento de un solo alumno o simplemente con los excelentes resultados obtenidos.
No pensemos que es profesor sólo aquel que imparte clases a niños o jóvenes, también quienes participan en los centros de capacitación de las empresas y las instituciones con cursos especializados, por mencionar algunos.
La sociedad actual puede recibir un gran beneficio a través de profesores especializados en cualquier área del conocimiento, la técnica o la cultura, pero también hace falta ser un verdadero apoyo familiar, líder y ejemplo de integridad, honestidad, profesionalismo y de valores humanos.

Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. (Lucas 6:31)
Que Dios te bendiga.
ayudaysuperacion@gmail.com

miércoles, 1 de octubre de 2008

LOS VALORES MORALES

LOS VALORES MORALES

Sobre la pregunta «¿qué son los valores?» se ha escrito y polemizado hasta el infinito, pero creo que la respuesta más sencilla y adecuada es:
«Los valores son cualidades de las acciones, de las personas, de las cosas, que las hacen atractivas».
Cuando una acción o una persona o una institución tiene un valor positivo, es atractiva; cuando tiene un valor negativo, es repugnante.
Sin entrar todavía en el contenido del valor justicia, por ejemplo, podemos decir que cuando alguien dice de una institución que es justa, la está haciendo atractiva, y cuando dice que es injusta, la está haciendo repelente además de ilegítima.
Cuando hablamos de los valores y una ética: justicia, lealtad, libertad, sabemos de entrada qué queremos decir con cada uno de ellos y que no es lo mismo hablar de la justicia que hablar de la elegancia, que son dos valores pero con un contenido distinto. Y sabemos que nos referimos a algo atractivo, algo cuyo contrario repele.
Los valores son, por tanto, cualidades de las cosas, de las acciones, de las personas, que nos atraen porque nos ayudan a hacer un mundo habitable.
Nuestro mundo puede convertirse en un mundo sin hogar, en el que las gentes estemos pero no nos encontremos como en casa, al que le falten ventanas, al que le falte confort y al que le falte habitabilidad.
Es en este sentido en el que creo que el mundo en el que estamos viviendo no reúne las condiciones de habitabilidad que debería de reunir cuando tal cantidad de gente se está muriendo de hambre y cuando la violencia es ya una forma de vida.
Los valores ayudan a acondicionar el mundo y a hacerlo habitable.
La justicia, La libertad, La belleza, hacen a nuestro mundo habitable y humano, hacen de él un mundo en el que merece la pena vivir y en el que el suicidio resulta un sin sentido, porque es penoso marcharse.
Los valores hacen de nuestro mundo un hogar y son atractivos. Lo contrario es repelente. Por eso los valores valen por sí mismos.

Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. (Lucas 6:31)
Que Dios te bendiga.
ayudaysuperacion@gmail.com

1. LA AMISTAD

1. LA AMISTAD

La amistad es una de las más nobles y desinteresadas formas de afecto que una persona puede sentir por otra. Los que son amigos se quieren y se aceptan sin condiciones, tal como son, sin que esto quiera decir que son cómplices en todo o que se encubran mutuamente sus fallas. Incapaces de engañarse unos a otros, suelen ser extremadamente sinceros y decirse las cosas tal como las ven o las sienten.
La amistad es un sentimiento y una forma de relacionarnos con algunas personas que hace a la vida más linda. Una alegría que compartimos con un amigo se vuelve más grande; y una pena, cuando se la contamos a alguien en quién creemos que es nuestro amigo.

PARA SER AMIGOS...
•Asegurémonos de que el afecto que sentimos por las personas que elegimos como amigas es sincero y no está marcado por el interés de conseguir un beneficio de tipo económico, social, laboral, académico, etc.
•Hablémosles con franqueza, tratemos de hacerles ver sus errores o engaños, advirtámosles sobre las cosas que nos les convienen, todo con gran honradez y sin forzarlos a hacernos caso.
•Acordémonos siempre de ellos, sin importar la distancia que los separa de nosotros o el tiempo transcurrido desde la última vez que los vimos.
Jesús nos dijo:
14 Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando.
15 Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre os las he dado a conocer. (Juan 15:14 - 15)

AMIGOS DE VERDAD

Tobías y José fueron siempre muy buenos amigos. Desde que se conocieron en el colegio nunca dejaron de verse ni de hablarse, a pesar de que estaban en cursos diferentes y jugaron muchas veces en equipos de fútbol rivales. Sus gustos en cuestiones de cine, libros e historietas tampoco eran los mismos, pero esto, en lugar de enfadarlos, era motivo de diversión y de burlas cordiales.
Al llegar al bachillerato fueron a estudiar a colegios distintos, pero esto no dañó el afecto que se tenían, ni hizo que se distanciaran.
Al contrario, seguían jugando al béisbol, su nueva afición todos los fines de semana y bailando en las discotecas del barrio con sus lindas y simpáticas novias.
Una noche José se despertó sobresaltado, saltó de la cama precipitadamente y corrió hasta la casa de Tobías, que vivía muy cerca. Al llegar hizo un gran ruido y despertó a todos.
Casi al instante bajó Tobías en pijama, con su alcancía en una mano y el bate de béisbol en la otra.
¿Qué te pasó? ¿Alguien te viene persiguiendo? ¿Te metiste en líos y necesitas plata? ¡Estoy preparado para lo que sea! le dijo con decisión, aunque sin poder disimular su angustia.
No es nada de eso contestó José es sólo que tuve una pesadilla, soñé que unos ladrones habían entrado en tu casa y uno de ellos iba para tu cuarto con un cuchillo en la mano. Así que vine a ver si estabas bien.
¡Pues claro que estoy bien! ¿No me ves? le dijo Tobías, todavía bastante alterado y nervioso.
La verdad es que te ves muy gracioso con ese bate y esa alcancía.
Pareces un loco de atar.
En cuanto se repusieron de sus respectivos sustos, los dos amigos se echaron a reír y se dieron un gran abrazo.

Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. (Lucas 6:31)
Que Dios te bendiga.
ayudaysuperacion@gmail.com

2. LA BONDAD

2. LA BONDAD

La bondad es la disposición permanente a hacer el bien, de manera amable, generosa y firme. Las personas bondadosas sienten un gran respeto por sus semejantes y se preocupan por su bienestar. Si alguien no esta en buena situación y necesita ayuda, el bondadoso no duda en ofrecérsela, y lo hace sin ofender, amorosamente y poniendo un gran interés en ello.
Ser bueno, no quiere decir ser blando, sumiso, ingenuo o sin carácter, como a veces se cree. Al contrario, los buenos se distinguen por su fuerte personalidad, la cual se traduce en inagotables dosis de energía y optimismo, y se refleja en su cálida sonrisa y los sentimientos de confianza, cariño y respeto que infunden a su alrededor.

PARA SER BUENOS...
• Mantengamos una actitud amable, abierta y generosa a los demás.
• Abriguemos compasión hacia las personas que sufren.
• Mostrémonos siempre dispuestos ayudar al que lo necesite.

LA LIMOSNA DEL NIÑO
En las montañas del Tibet, un grupo de niños se dedicaba a jugar en un puente cercano al pueblo en que vivían. Todos habían llevado consigo sus loncheras, menos el más pequeño, que había salido corriendo feliz detrás de los otros sin dejar que su madre pudiera alcanzarlo para darle la suya.
Mientras los otros niños hacían cometas, barriletes y figuras de animales en papel, el pequeño amasaba unos simpáticos pastelitos de barro.
A media mañana sintieron hambre y cada uno se acordó de su lonchera. Cuando se disponían a comer, oyeron un ruido de algo que golpeaba contra las piedras del puente. Asustados, voltearon a ver de qué se trataba y observaron la figura de un ser enorme y muy grueso que se acercaba tanteando el piso con un palo. Los más nerviosos pensando que se trataba de un malvado ogro de las montañas, corrieron y se escondieron debajo del puente. Los demás se quedaron esperando a ver qué pasaba, paralizados por una extraña emoción, mezcla de miedo y curiosidad. Entre ellos estaba el niño de los pastelitos de barro.
Luego de unos eternos segundos de tensión, el misterio se aclaró. El temible ogro resultó ser un pobre hombre ciego y hambriento que llevaba un día y una noche perdida en los solitarios y escarpados cerros que rodeaban el pueblo, según les contó a los niños que se atrevieron a acercársele.
Los niños, también eran muy pobres, sintieron compasión por el hombre y separaron una parte de sus loncheras para dársela. Sólo el pequeño no tenía nada que darle. «yo también le daré de comer» gritó, lleno de alegría. «pero si tú no tienes nada» le contestaron los otros niños, mientras le entregaban un bocado de sus respectivas meriendas al ciego.
Sin hacer caso, el niño esperó su turno y, con una radiante sonrisa, puso en manos del mendigo uno de sus pastelitos de barro. Cuando el ciego abrió la mano, el pastelito se había transformado en una reluciente moneda de oro.

Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. (Lucas 6:31)
Que Dios te bendiga.
ayudaysuperacion@gmail.com

3. LA FORTALEZA

3. LA FORTALEZA

Una de las cuatro virtudes cardinales, que consiste en vencer el temor y huir de la temeridad. Natural defensa que tiene un lugar o puesto por su misma situación.
La fortaleza es la capacidad que nos permite mantenernos fieles a nuestras convicciones y hacerles frente con firmeza y energía a las diferentes situaciones con que nos encontramos en la vida. Los que son fuertes no se dejan tentar por las cosas que no les conviene o no son buenas para ellos o para otros, así se les presenten bajo la forma más atractiva y seductora.
Gracias a la fortaleza aprendemos también a resistir la adversidad, las enfermedades y el dolor en sus distintas formas y a luchar contra ellos sin amargura, poniendo todo de nuestra parte, seguros de que vamos a salir adelante.

PARA SER FUERTES...

• Si pasamos por un mal momento, evitemos dejarnos arrastrar por el pesimismo o el desánimo. Recordemos que los sentimientos negativos no son buenos consejeros.
• No cerremos los ojos frente a nuestras propias debilidades. Aceptémoslas tal como son, con honestidad. Solo así podremos controlarlas.

BALDER EL HERMOSO

Esta historia tuvo lugar en la ciudad fortificada de Carcassonne, en el sur de Francia, durante el tiempo al que le sometieron los soldados del emperador Carlomagno, en la Edad Media. El sitio llevaba varios meses atacado por los invasores y los habitantes la estaban pasando muy mal. Los pocos defensores que tenía en ese momento la ciudad estaban completamente extenuados y escasos de municiones, y el hambre se sentía con más fuerza.
Daba tristeza ver a los niños llorando por falta de un pedazo de pan o un poco de agua, y a sus padres desesperados por conseguirlos mientras se arreglaban para esquivar como podían las flechas encendidas que lanzaban los atacantes y que caían envueltas en llamas en las calles o iban a dar a los techos de sus casas, amenazando incendiarlas. La situación era en extremo difícil, pero los habitantes no estaban dispuestos a entregarse.
En sus corazones alentaba todavía la esperanza de que el ejército regresara a tiempo del servicio militar que estaba prestando en otra provincia y echara a los invasores , quienes habían aprovechado su ausencia para apoderarse de la ciudad.
Los invasores por su parte, también tenían sus problemas.
Las armas con que contaban carecían del poder suficiente para atravesar las gruesas murallas que protegían la ciudad. Sus soldados también estaban hambrientos y fatigados, y la gran capacidad de resistencia demostrada por sus enemigos empezaba a desanimarlos.
La situación se resolvió gracias a la audacia de una mujer, la dama de Carcas quien tenía a su cuidado el último cerdo guisado que quedaba en toda la ciudad.
Dando muestras de una fortaleza y un valor admirable, se dirigió a lo alto de las murallas y lanzó el animal hacia donde estaba el ejercito invasor. Los atacantes, al ver esto, concluyeron que en Carcassonne había todavía mucha comida y no valía la pena continuar con en el sitio.
Fue así como, agotados y a punto de morir de hambre, los carcasonienses derrotaron a los poderosos soldados del emperador Carlomagno.

Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. (Lucas 6:31)
Que Dios te bendiga.
ayudaysuperacion@gmail.com